Columna Desde Nod por Alejandro García Gómez

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Quién era Rojas Pinilla
pakahuay@gmail.com
En 1905 más o menos, un niño de Tunja nacido
el 12 de marzo de 1900 observa los vidrios de colores de la iglesia junto al
solar de su casa. Con una piedra vuelve añicos algunos y regala parte a sus
amiguitos. El domingo, el párroco se refiere al hecho en el sermón y asegura
que hablará con los padres del pequeño porque sabe quién es
. Terminada la misa,
el niño corre a pedir confesión al cura. Había oído hablar del secreto de
confesión.
El cura lo confiesa e igual habla con sus padres, el coronel
conservador de la Guerra de los Mil Días Julio Rojas y Hermencia Pinilla, ambos
boyacenses. (Rojas Pinilla. El Presidente Libertador. Carlos J. Villar; citado
en El Jefe Supremo. Silvia Galvis y Alberto Donadio. Hombre Nuevo Editores.
Medellín 2002).
De 15 años recibió el grado de maestro de
escuela en la Normal Superior de Tunja pero nunca lo ejerció porque ingresó al
Colegio de Boyacá, único plantel de secundaria del Dpto., bastión conservador
de rígida disciplina, donde obtuvo su diploma de bachiller en 1917, con buenas
calificaciones. Ingresó a la Universidad Nacional, facultad de Matemáticas e
Ingeniería, y fue estudiante mediocre; al finalizar el primer año (1918) perdió
tres de seis materias, dos de ellas dictadas por el ingeniero Laureano Gómez
.
La epidemia de gripa en Bogotá cerró la universidad, pero al haber perdido tres
materias, perdió el año y esto lo sacó de la Nacional aunque él lo atribuyó
siempre a la muerte de su padre. Luego ingresó al cuarto de cinco años – por
salto- de la escuela de oficiales de cadetes del ejército nacional. “Envidioso,
egoísta y sectario” lo califica su compañero en 1919 y 1920 Humberto Bazzani,
de ascendencia liberal y antipáticos mutuos con Rojas.
Ya subteniente conoce a Carolina Correa en
1922 en Medellín, su esposa más tarde. En 1923 asciende a teniente y en 1924 se
retira del servicio, para estudiar primero química y farmacia en Detroit
(Mich., 1 año) y luego ingeniería en el Tri-State College de Angola (Ind.)
donde se graduó como ingeniero civil en 1927. Buenas calificaciones e
infaltable asistencia a misa dominguera. Terminados sus estudios visita a su
hermano Carlos, médico y masón, en España y a mediados de 1928 regresa a
Colombia y se dedica a su profesión. Se casa el 10 de mayo de 1930 (otro 10 de
mayo será depuesto)
. El 28 de octubre de 1931 solicita reincorporarse al
ejército, pidiendo se le tenga en cuenta como tiempo de servicio sus estudios.
El ejército niega la solicitud.
Con la invasión del vecino Perú a nuestro
Amazonas (1932), Rojas es enrolado de nuevo con el grado de capitán (otro
salto) y enviado a mediados de 1933 a Buenaventura
. A mediados de 1941 es
nombrado a la “base militar” –un cobertizo con bandera de Colombia- de
Tarapacá, selva amazónica. El más grande etnobotánico del s. XX, Richard Evans
Shultes, cuenta la anécdota de que se encontró con el mayor Rojas Pinilla en
junio de 1942, quien se puso feliz de saber que el extranjero jugaba ajedrez,
juego del que Shultes apenas si movía las fichas y perdió, en tres días, todas
las partidas (El río. Wade Davis. Fondo de Cultura Económica/El Áncora
editores. Bogotá. 2010).
Rojas llegó a la dictadura con la misión de
pacificar el país y al comienzo lo logró con algunos como con los guerrilleros
liberales del Llano, cayendo inmediatamente asesinados sus jefes. Aprovecha la
bonanza cafetera de 1954 y se convierte en el gran reformador de la
infraestructura del s. XX: televisión nacional, carreteras, Eldorado
y otros
aeropuertos, Hospital Militar, calle 26 bogotana (que hoy tiene en problemas a
sus nietos), el CAN y otras obras que aún subsisten.
Reconoce el voto político a la mujer. En 1937
es suspendido del ejército para investigarlo por malos manejos económicos en
relación con un aserrío propio y en marzo de 1938 es retirado del ejército por
decreto gubernamental. El Consejo de Estado lo rehabilita provisionalmente,
aduciendo error procesal, en septiembre de 1938, y definitivamente al año
siguiente
. 18.VI.13
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