La paradigmática “Piloto” de Medellín
fuimos entrando por las puertas de La Piloto, empujados por intereses disímiles
pero movidos todos por el mismo motor: adueñarnos de los secretos de la magia
de escribir. En la gran silla, con su eterno vaso de ron con coca cola, se
hallaba el maestro, que dejaba oír su voz entre los sorbos de su vaso y el humo
de una o dos cajetillas de Marlboro.
Ahí fui conociendo a mis amigos con
algunos de los cuales publicaríamos luego la revista Mascaluna (de “Mascador de
luna”, como se llamaba al poeta en la cultura maya).
Mejía Vallejo, la mayoría salíamos, así como en un cambio de clase escolar, al
aula del otro maestro, a la de las pulcras y corteses maneras del poeta
nadaista Jaime Jaramillo Escobar, X-504, que nos llenaba cada semana con
fotocopias de poetas desconocidos, de los que luego buscábamos sus obras. La
tarde de miércoles finalizaba en la reunión de la noche, en la revueltería del
barrio Carlos E. Restrepo, donde sentados sobre los cajones de la cerveza que
nos íbamos bebiendo, descubrimos que la escritura literaria no se enseña sino
que se aprende; que si quieres aprender a escribir, antes debes aprender a
leer; que si no escribes, no aprendes a escribir; que nunca terminarás de
aprender y que aunque todo está dicho entre el cielo y la tierra, tu propia
mirada, sobre tu cielo y bajo el sol que te cubre, siempre será nueva. Cada miércoles se repitió
el sagrado ritual de nuestra liga desligada, hasta que cada cual torció por su
propia esquina. Hoy volvemos a ella, como a la casa de la madre, porque sabemos
que sigue siendo de los que nacimos en la Biblioteca Pública Piloto de
Medellín, y seguirá siendo de los que diariamente nacen ahí.
ministro de hacienda Juan Manuel Santos pretendieron acabar con el régimen
administrativo de lo cultural y lo social, como consecuencia del acto
legislativo 01 de ese año, buscando la reorganización neoliberal del Estado
según los mandatos del Consenso de Wáshington. Fue tan grande el rechazo de la
comunidad antioqueña a la impopular e inculta medida, que tanto ese presidente
como su ministro de marras tuvieron que retirarse mirando hacia otro lado.
pretendió nuevamente –bajo las mismas consecuenciales leyes del mismo acto
legislativo 01/01- dejar a la Biblioteca Piloto al garete, obligándola a que
busque gerenciar su autofinanciamiento convirtiendo la labor social en torno a
la cultura que cumple con lujo de detalles, en una mera mercadería o negocio.
Tampoco Uribe pudo lograr su cometido. Y aunque le han ido recortando
presupuesto, la inteligencia, creatividad y el obsesivo y pulcro dinamismo que
le han impreso su directora por 25 años, Gloria Inés Palomino y su equipo de
trabajo, siempre la han sacado adelante. Y de no ser porque las noticias se
escurren desde la prensa, nadie se habría enterado de sus complejos problemas.
instituciones culturales del país! Por eso ahora que en sus sesenta años, la
Unesco la ha exaltado incorporándola a la Memoria del Mundo por una de sus
colecciones (Registro Regional), los que nacimos de La Piloto, la saludamos y
nos congratulamos con ella. El archivo fotográfico de La Piloto está compuesto
de 1.700.000 fotografías en diferentes formatos, uno de los cuatro más
importantes de este lado del mundo y el mayor en Latinoamérica. Pero además
está su colección bibliográfica para adultos y niños, sus talleres artísticos y
literarios para diferentes edades y un diario acontecer de eventos culturales
que la convirtieron en el corazón cultural de Medellín, además de sitio de
encuentro entre personas con gustos afines.
Piloto. 09.XII.12
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