Columna Desde Nod por Alejandro García Gómez

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“Los pecados de la Iglesia en Colombia”
pakahuay@gmail.com
“Art. 13…El Gobierno impedirá que en el
desempeño de asignaturas […] en todos los ramos de la instrucción [en escuelas
y universidades], se propaguen ideas contrarias al dogma católico y al respeto
y veneración debidos a la Iglesia. Art. 14.

En el caso de [que] la enseñanza de
la religión y la moral, a pesar de las órdenes y prevenciones del Gobierno, no
sea conforme a la doctrina católica, el respectivo Ordinario diocesano [obispo,
cura u otro] podrá retirar a los Profesores o Maestros la facultad de enseñar
tales materias
”, decía –entre muchas particularidades- el texto del Concordato
entre la Santa Sede y el gobierno de Rafael Núñez, ratificado por su congreso
el 24.II.88, a casi dos años de su Constitución “regeneracionista”
(04.VIII.86).

Finalizado el real dominio español en América,
el clero realista -enemigo de las ideas y acciones independentistas- buscó
acomodarse a la nueva sombra del gran árbol de los nuevos gobiernos para
defender sus intereses
; la Nueva Granada no fue la excepción. Y los del clero
no eran precisamente los espirituales ni sólo contra los diabólicos masones y
los librepensadores que habían comenzado la construcción de la República. Eran
más materiales: ganado, propiedades inmuebles, haciendas con sus peonadas,
etc., casi todo recibido como regalo de personas antes de morir y agrandados
con su producción. Además, exención de impuestos estatales. Todo lo que el rey
español le había concedido al clero colonial a cambio de la prebenda del
derecho de propiedad concedida al soberano por el papa desde la llegada de sus
huestes, después de 1492.
“Con el estilo libre [y ameno, digo yo] del
relato pero fiel a los hechos históricos”, analizar esta serie de encuentros y
desencuentros entre los sucesivos gobiernos de la Nueva Granada, la Gran Colombia,
los Estados Unidos de Colombia y la República de Colombia en el siglo XIX, es
el propósito que se trazó el escritor nariñense Álvaro Ponce Muriel en su
crónica “Los pecados de la Iglesia en Colombia”
(Ed. Random House Mondadori,
serie Debate, Bogotá, 2011). Su objetivo: “contribuir a que sectores más
amplios de la sociedad encuentren en estas experiencias del pasado un motivo
más para descartar esa mezcla tan explosiva de religión y política…” (APM, pg.
11), como la que hoy tenemos liderada por el actual Procurador y su círculo,
digo.
Y es que la historiografía de Colombia sí que
ha sido rica en estas mezclas explosivas. Desde la “pre” Independencia con el
engaño a los Comuneros de Galán por Mons. Antonio Caballero y Góngora. En la
Independencia, todos los clérigos fogosamente realistas – como el Obispo
Salvador Jiménez de Enciso- se volvieron obsecuentes con Bolívar y defensores
de la nueva causa cuando vieron que su rey era causa perdida (Jiménez lo intuyó
luego de Bomboná), a tal punto que este obispo intervino en Popayán para que
Agualongo –que estaba en capilla- 
desistiera de sus ideas y se pasase al republicanismo jurando la nueva
constitución, cosa que no consiguió
. Bolívar, luego Santander y los que vinieron
al comienzo, con olfato político, consintieron en conceder prebendas al clero
católico, teniendo en cuenta la unanimidad religiosa de la población y en
espera del reconocimiento como nueva república en el panorama internacional.
Con los años se fue cambiando el espectro y empezaron a aparecer personajes y
gobernantes mucho más radicales en sus posiciones. Se destaca por encima de
todos al caucano Tomás Cipriano Mosquera, quizá el verdadero artífice del
Estado
con visión moderna aunque lleno de los escollos del Romanticismo llevado
a la política, tanto que el escritor Víctor Hugo –uno de los máximos exponentes
del Romanticismo francés- se sorprendió de la constitución mosquerista de 1863.
Sobre Mosquera llovieron rayos y centellas.
Otro libro contra la Iglesia, dirán. Es a
favor de la verdad libre; aclaraciones para debatir sobre las “equivocaciones”
del alto clero católico colombiano, digo yo. 12.IV.13
Este es un espacio de opinión destinado a
columnistas, blogueros, comunidades y similares. Las opiniones aquí expresadas
pertenecen exclusivamente a los autores que ocupan los espacios destinados a
este fin por el blog Informativo del Guaico y no reflejan la opinión o posición
de este medio digital.

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5 thoughts on “Columna Desde Nod por Alejandro García Gómez

  1. La Iglesia Católica nunca ha estado fuera de la política, el creador del cristianismo fue el emperador romano Constantino y de ahí en adelante la I. Católica tuvo mucha más influencia en la propagación de guerras, creación de leyes y costumbres, etc. etc., que el mismo Estado. Los emperadores se arrodillaron ante el catolicismo y cometieron los crímenes que el Vaticano les ordenó. Silvio Ramos C.

  2. Después del año 325 el catolicismo se dedicó a perseguir a todas las demás religiones, destruian templos, quemaban religiosos o sacerdotes de la competencia, persiguieron a judíos, a quienes pensaban algo diferente (herejes), tomaron mucho del paganismo pero asesinaban a los paganos. Tomaban riquezas ajenas y se convirtieron en enemigos del sexo y la mujer, todo gobernante debía legislar según la I: católica. Silvio Ramos C.

  3. Además de los crímenes de la Santa Inquisición y las Cruzadas, que han quedado impunes, promovieron las dos guerras mundiales y protegieron a los criminales nazis a quienes ayudaron con papeles falsos para esconderse en Suramérica. Apoyaron a criminales suramericanos como Pinochet, Videla y otros.

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