Columna Desde Nod por Alejandro García Gómez

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Prohibida “La Broma”, en Colombia

pakahuay@gmail.com
 “¡El
optimismo es el opio del pueblo! El espíritu sano hiede a idiotez. ¡Viva
Trotsky!”, escribe Ludvik en el anverso de una postal visible a todo mundo y en
un país estalinista de la Cortina del Hierro, a manera de broma, a su amor,
Marketa, en la fantasiosa realidad de la novela La Broma (Milán Kundera, 1967).
Ese es el origen de la tragedia de Ludvik, un estudiante universitario que
había confiado a su Partido su honradez patriótica. El fascismo de izquierda
del partido comunista checo se encargaría de concretarla con una sevicia como
sólo el Fascismo es capaz de lograrlo, con un “juicio revolucionario”
.

Lo que
ocurre luego –el desarrollo de la tragedia- es lo que invito a mis lectores
para que lo conozcan en esa gran novela, la primera de este autor checo. Y es
que los fascismos son lo mismo así sean de izquierda o de derecha. Pueden
llamarse estalinismo o franquismo o castrismo o fujimorismo o pinochetismo
.
Cambian sólo de apellido. Los unos lo hacen bajo el supuesto nombre de la
justicia de la democracia, los otros a nombre de la justicia del pueblo. Ambos
entierran el mesiánico puñal del “Ungido” al hombre o a la mujer que se
proclaman libres, es decir responsables ante su conciencia de la felicidad
(bienestar) de sí mismos dentro de la de la humanidad. ¿Hay partidos fascistas
en Colombia, amable lector? ¿Hay caudillos fascistas?

Les puedo adelantar a mis lectores que tanto
Ludvik como su creador, el escritor Kundera, corrieron con mejor suerte que
otros como Jaime Garzón
. Aquél, después de una temporada de ostracismo en su
país, lo adoptó Francia como su ciudadano y siguió deleitando al mundo con su
producción. Éste terminó asesinado por balas oscuras, aún hoy impunes. “Yo en
la muerte del humorista Jaime Garzón no tuve nada que ver… Sé de dónde vino la
muerte… pero eso no es asunto mío”, asegura Carlos Castaño en Mi confesión (p.
296, 2001).
Y aquí en Colombia prohibido bromear, señoras
y señores. Es en serio. Por estos días cursa en el Congreso un Proyecto de Ley
“de mejoras para nuestra democracia”: prohibir la caricatura en la radio y en
la televisión, es decir, prohibir la parodia en los programas de humor
inteligente
. Claro que, con el transcurso de los días, ese proyecto va quedando
solo. Su recepción ha sido tan desafortunada que hasta el mismo gobierno (quien
al parecer estuvo de acuerdo en sus inicios, según muchos periodistas entre
ellos los del mejor programa de caricatura radial, La Luciérnaga de Caracol
radio) salió a negar su apoyo por medio del Mininterior Carrillo, ante lo cual
tronó trinos desde su trono el supuesto autor, el presidente de la Cámara,
Augusto Posada.
Además de arte, la caricatura es otra forma de
periodismo de opinión
. El caricaturista de la prensa escrita dibuja con su
pluma el personaje a caricaturizar. Exagera lo cómico exagerable para dar a
entender su opinión crítica, generalmente política. El parodiador o imitador
dibuja con su voz –obvio, porque no puede con su pluma- el personaje a
caricaturizar y exagera lo cómico exagerable para expresarnos su opinión
crítica. Cualquier actitud en contra de la libertad del caricaturista a pluma o
del parodiador, o sea en contra del periodista de opinión, atenta contra la
libertad de expresión, de prensa y, por consiguiente, va contra la propia
constitución de cualquier país de Derecho.
Los frenos a la opinión que el entonces
senador Juan Gómez Martínez pretendió con otro proyecto de Ley hace algún
tiempo, no prosperaron. Estos tampoco pasarán.
Nota 1.- Mi artículo en dos entregas “Al Sr.
Alcalde, respetuosamente” (EL MUNDO, 27 de abril y mayo 4 de 2013), en donde le
presentaba una serie de quejas y solicitudes, todas respetuosas, al parecer no
sirvió para nada. Todo lo señalado allí sigue igual, Sr. Alcalde. Respetuosamente,
¿de quién podría ser la responsabilidad?
Nota 2.- ¿Novelón prensa+exministro Arias
tumbó al actual ministro Restrepo? 12.V.13

Este es un espacio de opinión destinado a columnistas,
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exclusivamente a los autores que ocupan los espacios destinados a este fin por
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medio digital.

Author: Admin

3 thoughts on “Columna Desde Nod por Alejandro García Gómez

  1. Cómo ignorar lo que ha sucedido en Colombia, hubo varios años durante los cuales para hacer alguna crítica política dentro de las universidades había que mirar quien estaba cerca, hablar bajito y tener cuidado al salir del sitio. Estaban amenazados los profesores, los estudiantes y hasta los empleados. SRC

  2. y hasta hace como tres años a quien criticaba al gobierno se le consideraba "terrorista", si lo decía el presidente los paramilitares lo buscaban para matarlo

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