“Crónica de otra muerte anunciada” (ahora contra maestros)

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Desde Nod
Por Alejandro
García Gómez
pakaguay@gmail.com
“Resuelvan el
problema de los estudiantes de once o en el colegio rodarán las cabezas del
rector, director y orientadora” (El Espectador, 1.XII.2017), fue la amenaza que
recibieron en el Instituto Técnico Nacional de Barranquilla, colegio de
secundaria, este fin de año. El informe de que 28 estudiantes de grado 11
debían repetir el curso de acuerdo con la legislación educativa vigente
desencadenó la situación, según el diario. Los padres de familia alegan que la
noticia les cayó de sorpresa y “los dejó inconformes porque, según ellos no les
avisaron a tiempo sobre la situación de sus hijos”. La falta de acompañamiento
efectivo (¿complicidad?) y posterior “perplejidad” de los padres de familia en
estas situaciones, las he expuesto en anteriores artículos. Personalmente
acumulé muchas anécdotas. De no ser un asunto tan deplorable, podría asegurar
que todas son hilarantes. Lo más triste: la noticia se dio en un oscuro rincón
y ahí permaneció hasta que se esfumó
. Nadie la retomó. Y menos el poder
judicial. Las amenazas de asesinatos de maestros no son noticia.

Este repudiable
asunto me traslada al final del año escolar de 2010, cuando me encontraba como
docente activo. Situémonos en el tiempo: Colombia venía de una “Promoción
automática” en Educación Primaria del gobierno de Ernesto Samper (1994-98) y su
Mineducación J. Niño Díez, que empalmó con la “Promoción automática” en
Secundaria (decreto 230/2002) del gobierno de A. Pastrana, Mineducación Kiko
Lloreda. Pero quien –quizá por imposiciones del FMI- había “craneado” y
aplicado como piloto esta última –en la capital del país- antes de llevarla
como decreto nacional, había sido la entonces Secretaria de Educación del
Distrito de Bogotá Cecilia Vélez, que desde agosto de 2002 pasó a ser
Mineducación de Uribe en sus dos gobiernos (2002-2010). Como docente activo, mi
columna DESDE NOD repitió hasta el cansancio las situaciones de desmedro que se
veían venir, de las ya malas condiciones de la calidad en nuestra educación
.
Hacia fines de 2008, las mediciones mundiales dieron un penúltimo lugar a
Colombia en primaria y secundaria.
Y es que los
resultados estaban a la vista, sin necesidad de mediciones. Fue por eso que, ya
en 2009, Vélez comenzó una cruzada contra nuestra pésima educación, sin aceptar
que ella había sido una de las más responsables. Manejando los medios de
comunicación con sin igual sutileza, convenció al país, de que los maestros
serían los agentes creadores y propiciadores de la anhelada mejoría. Ordenó a
cada institución realizar jornadas -con actas- y por intermedio de sus rectores
presentarlas a las secretarías de educación y éstas al ministerio con las
propuestas
. Yo lo viví. Cada institución educativa sería responsable de hacer
lo que había propuesto. De una u otra manera, los maestros volveríamos a lo que
a gritos se había pedido: eliminar la promoción automática (el 230/2002) y
retornar a la honra del esfuerzo personal como otra de las herramientas básicas
del aprendizaje. Vélez aceptó; ¿era lo que buscaba? Debería comenzar a
aplicarse el siguiente año (2010), cuando finalizaba su mandato.
El 7.VIII.2010,
el nuevo presidente Santos posesionó como mineducación a Ma. Fernanda Campo. Se
olía su incompetencia. Se percibía que, de la problemática educativa, sólo
tenía el que brindan las cadenas televisivas. “Se estrenó” con la “pérdida del
año” de miles de estudiantes de primaria y secundaria
, a causa del revulsivo de
la nueva forma de promoción, que era la misma del sistema evaluativo de antes
de la debacle del 230. Pero más de ocho años de P. Automática habían creado una
secuela tanto en estudiantes como en sus padres de familia. Acosada por éstos
hacia final de ese año lectivo, se lavó las manos echando la culpa a los
docentes. En Colombia los ministros de educación compiten en incompetencia. Es
difícil escoger el peor de los peores. Se presta a confusiones. Para muestra la
actual. Pero sería para otro artículo.
Y en cuanto al
tema con el que iniciamos esta columna, al final será lo de siempre:
“defiéndase como pueda, profe” o “agache la cabeza, páselos y coma
callado”.  No espere ayuda de ninguna
autoridad educativa ni menos judicial
. Crucemos los dedos y roguemos a Dios
para que no haya víctimas qué lamentar. ¿Y la prensa? ¡Nada! 7.XII.2017
Este es un espacio de opinión destinado a
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pertenecen exclusivamente a los autores que ocupan los espacios destinados a
este fin por el blog Informativo del Guaico y no reflejan la opinión o posición
de este medio digital.

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