
Visión de mujer
Por Elsy Melo Maya
elsy.ya@hotmail.com
No, no me refiero a aquellas con las que Dios dotó al género femenino, tampoco a las que encontramos en un viaje por carretera. Me refiero a esa danza de curvas de la pandemia del COVID-19, por las que se apasionan los epidemiólogos y que son sujetas de análisis científico y de seguimiento mundial.
La situación que vive Europa parece ser un reflejo de lo que nos espera; la reapertura de las ciudades, la reactivación del comercio y la flexibilización de las medidas de bioseguridad, han generado un aumento inesperado en los contagios y tiene en alerta a las autoridades.
Las cifras para Colombia son preocupantes. El país supera las 31.000 muertes y el millón de casos registrados y en tan solo 2 días del mes pasado, se superaron los 11.000 contagios diarios; entre el 18 y el 24 de octubre la COVID-19 fue la primera causa de muerte, por encima de las enfermedades cardiovasculares y las muertes violentas.
Las cifras de Europa son incontrovertibles: Francia registra más de 45.000 casos por día, cifra récord que no se presentó en marzo o abril. El mismo presidente Macrón aseguró que esta ola será más “asesina”. También en Alemania, Italia y Holanda, los servicios médicos han llegado a un punto crítico. El virus ha hecho trizas, para usar una palabra muy común en Colombia, las estrategias de la “inmunidad de rebaño” implementadas por países Europeos, ha desplomado los índices de la bolsa de Nueva York, ha cambiado el poder del dólar en el mundo y seguramente influirá en una de las decisiones más importantes para el planeta azul: la elección del presidente de Estados Unidos, donde las campañas una sin tapabocas y la otra con él, han invocado la mortalidad y las buenas o malas decisiones sobre el manejo de la pandemia para ganar votos.
La economía también está seriamente afectada, sobre todo en países como Colombia. En Bogotá, se han liquidado unas 37.000 empresas entre enero y agosto, con pérdidas que superan los 70 billones de pesos y las cifras de desempleo, rondan el 16,8 por ciento.
Finalmente se suman otras variables como el cansancio de la población por las restricciones, el grave efecto en economías de los pequeños municipios, la constante indisciplina social, la temporada de fiestas, que como vimos el pasado 31 de Octubre, las personas hicieron caso omiso a las tan trilladas medidas pilares de esta pandemia: uso adecuado de tapabocas, lavado frecuente de manos de acuerdo a los protocolos y el distanciamiento social, los cuales son burlados de manera permanente y consuetudinaria, sumada al peligrosísimo planteamiento de algunos sectores de una “desobediencia civil” que no es más que echarle gasolina al fuego de la enrarecida situación social que vivimos.
Esperemos que la ola que posiblemente se avecina, no sea un tsunami de contagios y muertes, pero eso solo está en nosotros evitarlo y en nadie más.
Noviembre 9 de 2020
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