Pablo Emilio Obando
peobando@gmail.com
De la joven pluma, y por eso no menos
brillante, del abogado e investigador Luis Gabriel Rodríguez de la Rosa se da a
conocer en noviembre de 2015 una de las novelas más interesantes e impactantes
de la última década en nuestro país. Se trata de “De sueños y olvido”, que
intenta recuperar la historia de Colombia durante los últimos cuarenta años; en
consecuencia la violencia hace presencia personificándose en la figura del
humilde campesino Manuel Solano, que, dadas sus condiciones socioeconómicas y
culturales encuentra en una carrera militar la única opción de ascenso familiar
y social.
brillante, del abogado e investigador Luis Gabriel Rodríguez de la Rosa se da a
conocer en noviembre de 2015 una de las novelas más interesantes e impactantes
de la última década en nuestro país. Se trata de “De sueños y olvido”, que
intenta recuperar la historia de Colombia durante los últimos cuarenta años; en
consecuencia la violencia hace presencia personificándose en la figura del
humilde campesino Manuel Solano, que, dadas sus condiciones socioeconómicas y
culturales encuentra en una carrera militar la única opción de ascenso familiar
y social.
Desfilan por sus páginas hechos tan trágicos y
lamentados como la toma del palacio de Justicia, la feroz retoma por parte del
ejército y la consecuente matanza y desaparición de muchos magistrados y
humildes funcionarios. Igualmente hace un análisis de la guerra sucia que
durante décadas y hasta nuestros días caracteriza a una clase política que no
tiene escrúpulo alguno en su intento de acceder al poder y al dominio de las entidades
estatales. Es dramática la obra cuando hace mención de los líderes asesinados y
sacrificados en Colombia por el solo hecho de defender sus ideales y de tratar
de cristalizar una verdadera democracia que permita la equidad y la igualdad
entre todos los ciudadanos que únicamente lo son cuando son manipulados por una
clase parasitaria y demencial que no parece ver la realidad de la guerra y la
muerte.
lamentados como la toma del palacio de Justicia, la feroz retoma por parte del
ejército y la consecuente matanza y desaparición de muchos magistrados y
humildes funcionarios. Igualmente hace un análisis de la guerra sucia que
durante décadas y hasta nuestros días caracteriza a una clase política que no
tiene escrúpulo alguno en su intento de acceder al poder y al dominio de las entidades
estatales. Es dramática la obra cuando hace mención de los líderes asesinados y
sacrificados en Colombia por el solo hecho de defender sus ideales y de tratar
de cristalizar una verdadera democracia que permita la equidad y la igualdad
entre todos los ciudadanos que únicamente lo son cuando son manipulados por una
clase parasitaria y demencial que no parece ver la realidad de la guerra y la
muerte.
Para este joven abogado, investigador y
novelista no es posible permitir el olvido y, por el contrario, se hace
necesario recuperar esa memoria histórica que con el transcurrir de los días se
vuelve más lejana y distante, permitiendo la irrupción de nuevos actores
humanos y sociales en un ciclo interminable de violencia y sevicia. Y en este caso la novela admite una catarsis
que restablece la memoria
colectiva, para conducirla por nuevos
senderos de reivindicación y encuentro, permitiendo la posibilidad de una nueva
patria en donde los señalamientos y los odios sean superados.
novelista no es posible permitir el olvido y, por el contrario, se hace
necesario recuperar esa memoria histórica que con el transcurrir de los días se
vuelve más lejana y distante, permitiendo la irrupción de nuevos actores
humanos y sociales en un ciclo interminable de violencia y sevicia. Y en este caso la novela admite una catarsis
que restablece la memoria
colectiva, para conducirla por nuevos
senderos de reivindicación y encuentro, permitiendo la posibilidad de una nueva
patria en donde los señalamientos y los odios sean superados.
Pero, quizá, lo que más conmueve de esta
novela histórica, es la figura joven y renovada de su autor. Un abogado de
veinticinco años que descolla por la
particularidad de romper ese molde o patrón de una juventud perdida entre los
vericuetos de la internet en aras de forjar unos vacíos existenciales que les
impiden ver una realidad que hace muchos años se forja y desarrolla a su
alrededor. Por el contrario, Luis Gabriel Rodríguez De la Rosa, deja entrever
ese dolor de patria que se refleja en cada uno de sus pensamientos deslizándose
por su pluma inquieta y tal vez atormentada.
Es, justamente, esa forma suya de pensar y concebir a Colombia lo que
nos permite entrever la posibilidad de un nuevo cauce histórico que nos permita
la anhelada y esquiva paz.
novela histórica, es la figura joven y renovada de su autor. Un abogado de
veinticinco años que descolla por la
particularidad de romper ese molde o patrón de una juventud perdida entre los
vericuetos de la internet en aras de forjar unos vacíos existenciales que les
impiden ver una realidad que hace muchos años se forja y desarrolla a su
alrededor. Por el contrario, Luis Gabriel Rodríguez De la Rosa, deja entrever
ese dolor de patria que se refleja en cada uno de sus pensamientos deslizándose
por su pluma inquieta y tal vez atormentada.
Es, justamente, esa forma suya de pensar y concebir a Colombia lo que
nos permite entrever la posibilidad de un nuevo cauce histórico que nos permita
la anhelada y esquiva paz.
De su autor podemos decir que a pesar de su
corta edad ya es reconocido como investigador en muchas universidades
colombianas, colaborador y columnista de periódicos y revistas nacionales y en
breve analista de diferentes medios regionales. Su nombre ya empieza a abrirse paso ante la elite intelectual gracias a
su tenacidad y persistencia. Vale la
pena leer “De sueños y olvido” para encontrarse de frente y sin tapujos ante unas
páginas de nuestra historia que aún no se cierran y de las cuales brotan aún
llanto y dolor. Quizá es un intento personal de tomar partido ante la
misma historia, de hacer parte del bando en el que la justicia y la
reivindicación deben ser los elementos constitutivos de una existencia.
corta edad ya es reconocido como investigador en muchas universidades
colombianas, colaborador y columnista de periódicos y revistas nacionales y en
breve analista de diferentes medios regionales. Su nombre ya empieza a abrirse paso ante la elite intelectual gracias a
su tenacidad y persistencia. Vale la
pena leer “De sueños y olvido” para encontrarse de frente y sin tapujos ante unas
páginas de nuestra historia que aún no se cierran y de las cuales brotan aún
llanto y dolor. Quizá es un intento personal de tomar partido ante la
misma historia, de hacer parte del bando en el que la justicia y la
reivindicación deben ser los elementos constitutivos de una existencia.
Felicitaciones a este novel escritor. Sabemos que es una promesa hecha realidad, un
ejemplo para la juventud que requiere retornar hacia los cauces de unos ideales
y una satisfacción para quienes hemos vivido la desgracia de vivir y
desarrollarnos en medio de una guerra cruenta y despiadada.
ejemplo para la juventud que requiere retornar hacia los cauces de unos ideales
y una satisfacción para quienes hemos vivido la desgracia de vivir y
desarrollarnos en medio de una guerra cruenta y despiadada.
Este es un espacio de opinión destinado a
columnistas, blogueros, comunidades y similares. Las opiniones aquí expresadas
pertenecen exclusivamente a los autores que ocupan los espacios destinados a
este fin por el blog Informativo del Guaico y no reflejan la opinión o posición
de este medio digital.
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