El niño que nos hizo llorar

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El despertador del sur
Por: Jorge Arturo Bravo
despertadordelsur@hotmail.com

Sin lugar a dudas que el sentimentalismo y la tristeza inundó a todos los colombianos, al enterarnos el pasado domingo, 18 de julio, de la trágica muerte del niño Julián Esteban al ser arrollado por una tractomula conducida por un irresponsable conductor, cortándole de un tajo los sueños de llegar a ser un ciclista de la calidad de su paisano Edgar Bernal a quien admiraba en demasía.

Ese niño que hace dos años, montado en su bicicleta y observando la televisión, como todos los colombianos, lloró emocionado por el triunfo de Egan Bernal en el Tour de Francia 2019, hoy nos hizo llorar a todos con honda tristeza; es que un niño y ninguna persona, puede morir de esta manera; no es la primera vez que un ciclista muere debajo de un vehículo; en Colombia, también en Nariño y en Pasto, los accidentes de tránsito con estos resultados, son muchísimos.

Lo que hoy sucedió con Julián Esteban, ciclista zipaquireño de 13 años de edad, debe servir para que las autoridades de tránsito, la Policía de carreteras, hagan respetar las normas de que todo vehículo en carretera debe circular a una distancia de 2 metros, entre el vehículo y el ciclista, norma que no se cumple por la irresponsabilidad de los conductores y la complicidad de las autoridades de tránsito que, como es costumbre, “se hacen los de la vista gorda”.

Es una verdadera lástima que estos trágicos accidentes sucedan, no solo en las carreteras, no, también ocurren en las calles de la ciudad, en la Panamericana, por ejemplo, sector Chapal – Hotel Morasurco, conocido como “la vía de la muerte”, es un verdadero peligro transitar por allí por la cantidad de accidentes que se han presentado, donde los ciclistas las principales víctimas, y todo, debido a la irresponsabilidad de conductores de toda clase de vehículos, de los señores moto-taxistas que circulan por donde les da la “bendita gana”, violando todas las normas de tránsito posibles.

Además, Pasto “La Gran Capital”, tampoco tiene ciclo rutas suficientes y bien pensadas, pensadas en la protección de la vida de los ciclistas; los practicantes del ciclo montañismo, que montan bicicletas de 10, 15 y 20 millones de pesos, “lloran y se quejan” pidiendo protección de la Policía, pero les “interesa un rábano” la seguridad de los ciclistas de la ciudad que transitan en medio de toda clase de vehículos, precisamente porque no existen las ciclo rutas necesarias, no obstante la propaganda mentirosa de la alcaldía que dice que Pasto tiene más 340 kilómetros de ciclo ruta.

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