El origen de las rosquillas ancuyanas

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Rincón literario
Por Irma Zambrano

Cuando en Ancuya se realizaba el comercio en caballerías y por caminos de herradura entre los municipios del sur del departamento de Nariño; don Bernabé Caicedo comerciante de nuestro pueblo contrajo matrimonio con la señora Delfina Grijalba, una comerciante de la ciudad de Túquerres, quienes fijan su domicilio en Ancuya.

Mirando que aquí se encontraba la materia prima para desarrollar la formula en la elaboración de las rosquillas, como son los huevos y el azúcar que era fabricado de forma rudimentaria en las diferentes veredas de clima cálido de nuestro municipio y la harina era traída desde la ciudad de Túquerres.

Fue así como la pareja emprendería con un negocio desconocido para los ancuyanos, ahora lo importante era buscar los utensilios que se utilizarían para elaborar las rosquillas, como recipientes y cucharas que en aquel tiempo eran de madera y un horno a leña.

Posteriormente don Roberto Caicedo, contrae matrimonio con la señorita Clodové Grijalba, quienes igualmente hacen su domicilio en Ancuya; estas dos familias ponen en práctica la fórmula de la abuela y se dedicaron de lleno a la preparación y elaboración de las rosquillas, al principio se hacían en pequeñas cantidades, pero al catalogarse como un producto novedoso y de gran acogida la producción aumentó expandiéndose la comercialización entre los municipios vecinos.

Tiempo después desde la capital de Nariño llegó a vivir a Ancuya la señora Angelita Ortiz Figueroa, quien entabló una estrecha amistad con las señoras Grijalba y conoció la fórmula que ellas tenían en reserva. La señora Angelita, junto con sus hijas Mariana y Helena, empezaron a fabricar las rosquillas de su propia cuenta.

Al mirar este próspero negocio otras personas empezaron a elaborar las rosquillas, entre ellas podemos mencionar a: Rosa Leytón, Rosa Montenegro, Romelia Romo y Jael Castro.

Con la apertura de las vías carreteables el comercio de este producto se extendió hasta la ciudad de Pasto y los pueblos de la ex provincia de Obando, la cual eran transportadas en grandes canastos de junco.

Personas que estuvieron trabajando como ayudantes en la elaboración de las rosquillas, aprendieron la formula y continuaron con la tradición, entre ellas podemos mencionar a las señoras Narváez y Ortegas, quienes surtían el producto a las diferentes tiendas de la localidad principalmente en época de fiestas patronales y meses de verano.

Las rosquillas se convirtieron en el regalo preferido para las señoras que estaban en dieta pos – parto y para visitas de compadres y familiares.

En la actualidad sólo dos familias se dedican a la preparación y elaboración de este delicioso y apetecible producto.

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