El despertador del sur
Por: Jorge Arturo Bravo
despertadordelsur@hotmail.com
Mucho se habla y se escribe sobre la defensa de los Derechos del Niño, se realizan, con bombos, platillos, timbales, actividades de juegos y distracción por tres horas en el año, que solo lo hacen el Día del Niño, como sucedió en Pasto 29 de abril con la alcaldía de Pasto y su célebre Gestora Cultural, programa que se divulgó por todos los noticieros de las emisoras y canales de televisión de Pasto, contratistas de la alcaldía, como si en realidad hubiese sido un evento de gran trascendencia.
Pero en realidad, ¿qué pasa con el verdadero respeto y defensa de los niños y adolescentes de Pasto y Nariño, especialmente?, ¿qué hacen nuestras autoridades, en cabeza del señor alcalde, por los niños víctimas de los especuladores, propietarios de las Tiendas Escolares de las Instituciones Educativas Oficiales de Pasto, por ejemplo?
Nos quejamos a diario del alto costo de los productos de primera necesidad, – ya no se puede hacer mercado por los altos precios de los productos- dicen. Para qué carajo sirve la oficina de Precios, Pesas y Medidas, ¿dónde están los llamados Defensores del Consumidor? – también se preguntan, pero nadie dice nada sobre las tiendas escolares, no obstante, que ya en alguna institución educativa oficial, los padres de familia, aunque tímidamente, empezaron a protestar y están reclamando al rector la rebaja de los precios en la tienda escolar.
Ya es hora, entonces, que las autoridades de control correspondientes, pongan en cintura a los propietarios de las Tiendas Escolares, pues no se puede permitir que los precios sean el doble y hasta triple de lo que vale el mismo producto en la tienda del barrio, en la tienda del vecino y que no vengan escudarse que los precios son altos porque también son altos los arriendos que pagan a los señores rectores, de hecho, también este aspecto requiere revisión exhaustiva por parte de las mismas autoridades de control.
Felicito a los rectores como Jaime Guerrero Vinuesa, del INEM, que permite a través de las vallas que personas, ya reconocidas y carnetizadas, puedan vender comestibles a sus estudiantes, obviamente, a precios más económicos que los que se cobran en la tienda escolar, una bonita forma de dar trabajo a los necesitados y de apoyar a los estudiantes.
