Épocas de nuestro fútbol

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Mi Ventana
Por Ramiro García
ramigar71@hotmail.com

Finaliza este vertiginoso año 2023 con una fanaticada futbolística colombiana expectante porque nuestra renovada selección Colombia vuelva a ser protagonista en el próximo campeonato mundial, 2026. Al parecer, la generación de Zapata, Bacca, Barrios, Borja y otros, está al margen de la excelencia y competencia internacional, por tanto, excluidos de convocatorias al combinado nacional.

Aparece, entonces, la complementariedad, es decir, mucho talento joven apetecido en el marketing mundial, como los casos de Yaser Asprilla, Castaño, Ríos, Sinisterra, Arias, Montero, etc., junto a otros destacados futbolistas que compiten sobre la cornisa del atardecer, como Mina, Sánchez, Cuadrado, Quinterito y Ospina, entre muchos otros. Excepcional e indiscutible la titularidad de Luis Díaz y James Rodríguez, dos prodigios vigentes de este deporte. Está claro que el relevo generacional gravita sobre cualquier actividad protagonizada por el ser humano y requiere oxigenación constante. Bajo esa óptica, pinta bien el futuro del fútbol colombiano en el contexto internacional. Ya veremos, dijo el invidente cantor José Feliciano.

Guardadas las proporciones, un similar suceso ocurrió en nuestra historia futbolística local. Después de aquella época gloriosa de los cincuenta, conformada por Everardo y Javier Narváez, Juvencio, Diomedes Agreda, el profesor Arévalo, Carlos Oviedo, Giraldo “Zeta”, Carlos Barahona, “Tabaquito” Rodríguez, Polo Castillo, el guardameta Huérfano, Edmundo y Alberto Hidalgo, y tantos otros, llegó un proceso de renovación estructural con jugadores provenientes de la cantera estudiantil provista por el Colegio Santo Tomás de Aquino, en donde el fundamento futbolístico estuvo bajo la batuta del alumno-docente Juan Molina, un deportista con exquisito dominio del balón, exjugador de Millonarios, Deportes Quindío y Deportivo Quito. Un gran formador de prospectos de la década de los sesenta. Ese fue su legado.

No obstante la existencia de la improvisada, incómoda y arriesgada cancha de fútbol, fue una época de fieles fanáticos repartidos entre el Atlético Sandoná, Club Deportivo Alianza, Once Deportivo, Club Yerba y Nueva Ola. Los encuentros deportivos, locales e intermunicipales aseguraban lleno total de ese escenario, testigo de un campeonato intercolegiado departamental y varios interbarrios del poblado.

Así las cosas, en una amarillenta fotografía descargada de Facebook, cuyo escenario es la icónica “cancha lija”, donde hoy funciona la polémica e inconclusa plaza de mercado, aparece lo que sería la selección de fútbol del mencionado centro académico, hoy IESTA, posiblemente del año 1968. Ese es el registro de algunos alumnos que integraron el mencionado recambio en el contexto futbolístico sandoneño. A riesgo de error, menciono esa camada de deportistas, algunos ya fallecidos.

Arriba, de izquierda a derecha: Silvio Obando, Carlos López (+), Franco Hidalgo, Fernando Rosero (+), Hernando Agreda, Juan Molina, Chely Girón y Colón Delgado. Abajo; Armando Martínez, Jesús Delgado (+), Carlos Zambrano “Ché” (+) y Primitivo Enríquez. Obviamente, por falta de espacio omito, muchos otros nombres de buenos futbolistas que integraron esa generación de estudiantes que competía en los tradicionales campeonatos interbarrios y en clubes como Independiente, Emelec y Guáitara.

A la anterior gesta sucedió la de los setenta, con unos crecidos “pibes” dirigidos por los profesores Tabaquito Rodríguez, Franco Hidalgo, Tuto Ortiz y Lalo Granja. Estuvo conformada, entre otros, por Ángel Rosero, Alfredo Jurado, Paco Enríquez, Lucio y Bosco Cruz, Luis Córdoba, Roberto y Guillermo Palomino, Héctor Cabrera, Meterlín López, Lucho Ortiz, Macario Rivera, Yomar Insuasty, mi hermano Guillermo y yo.

El nuevo escenario donde se entrenaba y realizaban eventos locales y regionales deportivos fue una cancha provisional (en mi opinión, jamás debió trasladarse) del barrio Meléndez, lugar donde hoy funciona una institución de educación primaria adscrita al IESTA, y posteriormente, la cancha de la Avenida Centenario. También en esa década hubo pasión por el fútbol de barrios, clubes y selección Sandoná, lo cual constituía un atractivo y distracción para la concurrida presencia de aficionados. Eran tiempos de única y exclusiva diversión popular dominguera.

Posteriormente a los períodos mencionados, algunos deportistas de las siguientes generaciones de los ochenta, noventa y del nuevo siglo opinan sobre la escasa presencia de practicantes y aficionados; también destacan sobre el deterioro progresivo de las canchas de fútbol debido al intermitente mantenimiento en su infraestructura y gramilla. En fin, una flaca inversión pública en este deporte.

Sería históricamente interesante conocer otras opiniones sobre este hilo conductor regresivo que nos transporta a los inicios de esta afición colectiva, cuando don Fernando Jaulín, un ciudadano francés radicado en nuestro pueblo, junto a otros paisanos lograron contribuir al impulso y fomento de la práctica de este deporte. Por supuesto, las generaciones posteriores a los setenta, también tienen la palabra escrita.

Finalizo este recuento deseando felicidades a mis lectores en estas festividades navideñas, y el deseo por un exitoso, tolerante y generoso Año Nuevo.

Diciembre, 2023.

Author: Admin

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