
Por: Nilza María Pantoja Agreda
nilza.pantoja.3591
Para nadie es un secreto que la mesa de negociación entablada entre el gobierno nacional y el ELN, ha desatado varias crisis dejando en evidencia que la mesa nacional no tenía control de todos los frentes en el territorio, prueba de ello fue la implementación de los diálogos regionales en Nariño con el frente Comuneros del Sur, que pese a los señalamientos, esta continuó con el aval del gobierno nacional.
Es así como la semana pasada en Pasto se realizó el primer encuentro oficial entre los delegados del gobierno nacional, el gobierno departamental y este frente, donde el comandante Roger Garzón insistió en los acuerdos políticos, para poder concretar la anhelada paz, ojo ahí.
Es evidente entonces tal como siempre lo he manifestado, que las diferencias de los territorios, hace que la paz no se vea con el acostumbrado lente centralista y sea mejor territorial aún más con estructuras como las del ELN que son dispersas, entonces deberán ser las regiones que adelanten bajo la tutela del gobierno nacional este tipo de acuerdos y que apuntan a tener procesos híbridos nacionales y locales.
Ahora bien, teniendo en cuenta los errores cometidos en el proceso de paz con las FARC, el gobierno nacional deberá tomar los territorios dejados por las estructuras de manera inmediata, más en nuestro departamento donde se juega el control de dos de los negocios más lucrativos como son la coca y el oro, la guerrilla no solo debe entregar las armas y una cantidad de enseres, también los bienes construidos por ellos para que tras un proceso legal se entreguen a la comunidad y sean parte de los bienes nacionales y en esto hay que ser prácticos, porque si ya están construidos, pues para qué los vamos a destruir para volver construir; por otra parte, acelerar el tema del acceso a tierras y reforma agraria, que se garantice las cadenas productivas, así como el sistema de red vial que acompañe los nodos de producción y velar por la seguridad de los excombatientes entre los retos más sobresalientes.
Lo anterior, demanda un gran desafío para el presidente y su gabinete, pues deberán agilizar la ejecución del presupuesto y hacer más livianos los procesos y para nuestro caso se debe iniciar con implementar lo anunciado, porque corremos el gran riesgo los nariñenses que frente a incumplimientos de un lado o de otro, la violencia se recrudezca en los territorios; por ejemplo, desde ya, el gobierno debe decir en cabeza del paisano Pablo Pardo, cuál es la anunciada maqueta de paz, describiendo uno a uno de los proyectos y que estos cuenten con la platica en los ministerios; que no sean parte de la oferta institucional, o sea de esa plata que si o si les llega a las regiones y que tampoco sean los mismos proyectos mencionados en otras herramientas, porque eso no tendría gracia y ese mismo ejercicio deberían hacer los otros paisanos que acompañan en el gobierno al presidente Petro, porque no nos digamos mentiras, se acercan campañas y más de uno vendrá por lo suyo.
Así que, ojalá, todo esto salga bien y Nariño se convierta en el gran piloto de paz en cabeza del gobernador Luis Escobar, que le da nuevas formas de vida a este pedazo de tierra que como siempre digo le cuesta respirar.