Agustín Agualongo

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Rincón consaqueño
Por José Rodrigo Rosero Tobar
roserotobarjoserodrigo@gmail.com

El 25 de agosto de 1780, nació en San Juan de Pasto Juan Agustín Agualongo Cisneros, quien se convertiría en el mayor escollo de las intenciones independentistas de los republicanos en las épocas de emancipación de los pueblos americanos, convirtiéndose aunque ciertamente ignorado, en héroe perenne de la historia regional.

La consabida resistencia del pueblo pastuso a las intenciones de Bolívar, Santander y cuanto republicano intentó invadir estos contornos en esa época aciaga de la historia nacional, se truncó cuando a la oligarquía regional desarrollada le fueron restituidas paulatinamente sus suntuosas y lujosas haciendas que habían sido confiscadas durante la guerra, a las que se retiraron cuando vieron comprometidas sus prerrogativas burocráticas y económicas, distanciándose hábilmente de la lucha que continuó Agualongo, llevándolo deliberadamente a un fracaso total.

Así, en general, se resume una resistencia ofrecida por los pastusos a la causa republicana, convirtiendo la toma de la región en obsesión para los patriotas, con todos los desafueros cometidos que se pueda imaginar, mar de tempestades en el que emerge Agustín Agualongo, quien con su lucha prolongó las guerras de independencia, aunque desde 1822 le correspondió luchar solo y aislado, apoyado por el pueblo raso que se unía en su trasegar.

Sin pretender realizar una biografía del indomable Agualongo, se conoce que fue apresado el 24 de junio de 1824 y fusilado el 13 de julio del mismo año en Popayán, que, al fragor del combate, obtuvo altos grados dentro de las huestes militares de la corona española a las que ingresó voluntariamente en marzo de 1811, en cuya ficha se consigna que tenía un metro cuarenta centímetros de estatura, poca barba, cari abultado, color preto y nariz regular y luego, zanjando los orígenes de su nombre, cuando el ilustre historiador padre Justino Mejía y Mejía, encontró, después de ardua búsqueda, su partida bautismal.

Esa guerra, que sembró la desolación durante más de 20 años, según los entendidos, no fue un proceso de levantamiento de los sometidos americanos contra los dominadores españoles, como nos ha querido inculcar la versión oficial, sino producto del celo de los criollos de alta posición por el predominio en el gobierno de personas de origen peninsular, y allí en contraposición, aparece Juan Agustín Agualongo, la máxima figura de esta comarca, un símbolo de firmeza y lealtad, pues lejos de cualquier interés personal evadió el cerco de los mares tormentosos del vaivén de los oportunismos y las conveniencias, cuando incluso le ofrecieron perdonarle la vida a cambio de jurar la Constitución Nacional. Murió sin permitir que le vendaran los ojos, vistiendo el uniforme de coronel del ejército real, con la mirada fija en el pelotón de fusilamiento y con la conciencia austera de inmensa convicción y fidelidad.

Consacá, 25 de agosto de 2023

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