Visión de mujer

Por Elsy Melo Maya

elsy.ya@hotmail.com

Es
claro que existen sobradas razones para festejar la existencia de la mujer,
pero también es cierto que los hechos
de violencia que enfrenta en su cotidianidad, producen indignación y repudio.

Con la
celebración del  Día de la Mujer, se escucharon las felicitaciones,  circularon los ramos de flores y el comercio
ofreció sus mejores productos. Sin duda que celebrar este día resulta muy rentable, pero ese no fue ni será
nunca el objetivo de tal conmemoración.
Pareciera que de manera conveniente se han olvidado los orígenes de la  proclamación del 8 de Marzo como Día
Internacional por los Derechos de la
Mujer y la Paz Internacional, por la Asamblea General de la ONU.

Esta fecha debe servir para
interrogar sobre las situaciones de violencia contra a mujer en Colombia y el mundo y analizar los resultados de los programas implementados para desterrar
este mal, que  afecta por ende a la familia y la sociedad entera.

El Instituto Nacional de Medicina Legal refiere cifras como estas: cada 11 minutos,
una mujer ha sido agredida por su pareja o ex pareja; cada media hora, una
mujer fue víctima de violencia sexual en el país; aproximadamente una mujer
cada 3 días fue asesinada; 2.945.559 víctimas mujeres  en el marco del conflicto armado. Esta realidad, debe llevar a que las mujeres por sí
solas, tomemos conciencia de la situación y denunciemos sin vacilar cada hecho de violencia que
atente contra nuestra integridad física o psicológica, haciendo uso de la normatividad que nos ampara en aras de hacer respetar nuestros derechos. 

Adicionalmente y teniendo en cuenta que la agresión proviene de los hombres, somos las mujeres las llamadas a contribuir en la transformación de la cultura social, criando y educando a los hijos varones, bajo los principios y valores
morales que propenden por el respeto hacia la mujer, inculcándoles la igualdad de derechos entre mujeres y hombres,
enseñándoles con el ejemplo en familia, que las mujeres y los hombres nos merecemos respeto mutuo; no criemos hijos-hombres
machistas ni tampoco hijas-mujeres sumisas, enseñémosles que el buen trato hace parte de la dignidad a la que tenemos derecho por el  hecho de ser seres humanos, indistintamente de la raza, sexo o condición
social. Solo haciendo parte del cambio, podemos asegurar el éxito en las medidas que se emprendan para acabar con este
flagelo mundial.

Marzo 9 de 2015