La capilla Nuestra Señora de las Lajas

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Por Mario Rodríguez Luna
jovenmario20@gmail.com

En este gusto de escudriñar y andar desempolvado un poco de nuestra historia regional, me encuentro con el particular suceso de la “Capilla del Porvenir”, como comúnmente es llamada por los moradores guaicosos.

Ubicada en el Barrio Porvenir, es una edificación que se inicia gracias a la gestión comunitaria de un pueblo fiel a sus creencias religiosas, pues en la memoria de los abuelos aún habita el recuerdo de como inicio esta obra.

En esta historia cuentan que la Señora Dolores Jiménez y su distinguida familia (por aquellos días dueños de lo que hoy conocemos como Alto Jiménez), deciden viajan a las lajas a visitar a La Santísima Virgen en una de las conocidas peregrinaciones religiosas y como para ese tiempo no era muy fácil viajar, como recuerdo de aquella visita la Señora Dolores decide traer una piedra de un tamaño medianamente pequeño.

Tiempo después sucede algo increíble, algo extraordinario un acontecimiento inexplicable, la Virgen de las Lajas se revela en aquel pedazo de roca; ante esta noticia el pueblo Sandoneño queda totalmente consternado, admirado, sorprendido y no era para menos, todos querían ver tal aparición y ser testigos con sus propios ojos de este misterioso suceso, tal fue el impacto sociocultural de este acontecimiento que fue nombrado por los mismos moradores de nuestra localidad como Un Milagro.

Un milagro como este no se podía pasar por alto, se tenía que hacer algo, obviamente un pueblo tan aferrado a las costumbres religiosas no se iba a quedar cruzado de brazos, por esa misma razón motivados por ser un pueblo fiel a sus creencias, con una fe inigualable, toman la decisión de construir una capilla para darle el valor religioso que se merece.

En primera instancia el Señor Antonio Suarez, carpintero de aquellos días (padre de los profesores Libardo y Orlado Suarez), le fabrica una urna con un tallado en madera y una cubierta en vidrio, para que la piedra con la imagen de la virgencita pudirea ser trasladada con seguridad a diferentes lugares.


De esta manera inicia la colecta para dar inicio al proyecto de construcción de la capilla; la noticia se difunde voz a voz, de vereda en vereda e incluso de pueblo en pueblo, en los cuales se inicia la colecta, con un gran resultado “porque en ese tiempo, la gente era muy colaboradora”. Poco a poco con el dinero recolectado, la comunidad empieza a construir los cimientos con la dirección del maestro constructor Gonzalo Portilla con el apoyo de la mano obrera de los más feligreses, quienes sin dudarlo decidieron trabajar para culminar este proyecto en medio de mingas, festivales gastronómicos y otros eventos regionales, dando así la satisfacción de la meta propuesta.


Ahora sí, aquel milagro donde se contempla la aparición de la virgencita en una piedra ya tenía su altar, un monumento donde los feligreses se podían congregar y hacer su adoración.

Hoy en día, es un trabajo digno de admirar, en el interior de la capilla en el centro de una pared adronada con roca pulida reposa “El Milagro”, tiene ornamentas en oro, también cuenta con una cubierta en vidrio muy grande, que lo mantiene limpio y la protege de cualquier cosa que la pueda afectar, el altar permanece muy limpio, hay velas, flores y ni hablar a la hora de agradecer por los favores y milagros concedidos, pues las personas colocan su placa con una breve descripción, el nombre de la familia y la fecha en la cual reciben el milagro y según los viejos, dicen que el milagro depende de la fe que cada cual le coloque, haciendo aún más particular y emblemático este lugar.


Me gustaría dar una descripción más detallada, de sus puertas, de sus reclinatorios, de la baldosa que adorna el piso con sus patrones irregulares, de aquella campana que aún conserva un lazo para hacerla sonar y hacer un llamado a la congregación de feligreses, lo cual me parece hermoso, conserva la originalidad, la esencia, pero me gustaría que ustedes mismos, como jóvenes lectores de este medio, sean testigos y visiten este bello lugar, donde tal vez sus padres o abuelos, sin saberlo, simplemente guiados por su fe, han dejado parte de su vida para hacer parte de la historia.

Como sandoneño, orgulloso de ser guaicoso, agradezco inmensamente a los moradores del Barrio Porvenir que día a día de la manera más desinteresada le dedican un poco de su tiempo para limpiar y tener en óptimas condiciones este espacio de santidad; de la misma manera quiero enaltecer el trabajo de las Señoras Olga Agreda y Mariluz Romo, quienes lideran el grupo de fiesteros que se encargan anualmente de organizar y celebrar su festividad, consiguiendo recursos por medio de festivales, sancochos, bingos, para que después sean invertidos en el mejoramiento de la infraestructura de la capilla.

De manera personal quiero agradecer a los vecinos del sector que compartieron de su tiempo para contarme un poco de estos sucesos y así poder enlazar unos cuantos hilos; además quiero manifestar un agradecimiento muy especial a mi amigo y asesor histórico, el profesor Libardo Suarez Andrade, quien en cada ocasión en la que hablamos me nutre de historias y me comparte su conocimiento, haciendo aún más grande este amor que tengo por la historia de mi pueblo Sandoneño.

Fotos: Mario Rodríguez Luna

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