
Por: Nilza María Pantoja Agreda
Facebook: Pantojanilza
Lo ocurrido en el televisado Consejo de Ministros la semana pasada deja al descubierto la crisis interna de la izquierda profundizada por las contradicciones de su propio líder. Lo que debía ser un ejercicio de transparencia terminó siendo un espectáculo de pugnas internas, egos en disputa y una ejecución gubernamental que sigue dejando más dudas que certezas.
Ahora bien, hay temas que deben considerarse de lado y lado. Al parecer, la intención de Petro fue exponer a su equipo frente a una supuesta sublevación, pero en justa causa tienen razón varios de los integrantes del gabinete, empezando por Francia Márquez, cuando reclaman coherencia del presidente. ¿Cómo es posible, se preguntan muchos, que defienda a Benedetti y Sarabia, hoy con graves cuestionamientos e investigaciones, que nunca fueron militantes del proyecto político, por encima de personajes como Jorge Rojas, a quien tuve la oportunidad de conocer y quien me pareció un gran tipo? La respuesta la sabemos todos: es por lo que saben, y eso lo sabe Petro. Sin embargo, y aunque parezca algo maquiavélico, al parecer a muchos de la izquierda les gusta la leche pero no la vaca. Como dijo Petro, Benedetti fue clave para que la izquierda llegue al poder, y eso no es nada nuevo. Desde la campaña se advirtió la presencia de Benedetti y las argucias de este personaje tan polémico con técnicas poco ortodoxas en la política, pero la izquierda se atrincheró y guardó silencio. Solo cuando el gran Benedetti reclamó airadamente su puesto en el gobierno, ahí sí varios se desgarraron las vestiduras.
El gran reto para Petro es adelantar, en medio de una campaña electoral, la recomposición de su equipo, que a todas luces será más político que técnico, para que logre convencer a partidos de centro de que se necesita al menos otro periodo para poder ejecutar y concretar en algo el proyecto político. Pues tienen que hacer otro sancocho, con miras a las elecciones presidenciales del 2026, donde le anuncio a la izquierda que seguirán siendo clave para lograrlo. Por la defensa acérrima de Petro, serán justamente Benedetti y Sarabia. ¡Ummmm! ¿Se tragará nuevamente la izquierda ese par de sapos? Con todo esto, la estrategia del presidente de unificar a los partidos de la coalición en una sola fuerza política, lejos de consolidar su liderazgo, ha profundizado las fracturas dentro del progresismo. Pues el mismo Petro llamó a la izquierda imperfecta y a muchos los tildó de caníbales y sectarios. Duras palabras con la gente de base de izquierda.
Hoy tenemos un gobierno dividido desde sus entrañas, unas bases que tratan de justificar las acciones del presidente, unas bodegas aún más feroces y un líder que le faltó tacto y liderazgo. Pues lo que pasa, empezando por la baja ejecución y el desorden del gobierno, es culpa de todos menos de él mismo. Se le olvida a Petro la frase célebre del escritor estadounidense Arnold H. Glasow: “El líder es responsable de los fracasos de su equipo, pero debe darles el crédito por los éxitos”. Sin embargo, para Petro es todo al revés.
En fin, el tiempo corre y el 2026 está a la vuelta de la esquina. Si Petro no logra unificar la izquierda, recobrar el rumbo de Colombia y unificar un discurso en menos de 16 meses, corre el riesgo de repetir la historia de otros gobiernos progresistas en la región: llegar al poder con grandes promesas y salir por la puerta de atrás, derrotado por sus propias contradicciones.