Las preferencias sexuales

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Visión de mujer
Por Elsy Melo Maya
elsy.ya@hotmail.com
La Constitución de 1.991 estableció en su Artículo 16 que
toda persona tiene derecho al libre desarrollo de su personalidad, sin más
limitaciones que el respeto por los derechos de los demás y el orden jurídico
de nuestro país.

En torno a este precepto constitucional es mucho lo que se ha
escrito y opinado, desde el campo jurídico y un tanto más, desde el campo
religioso, pues el mismo es objeto de diferentes interpretaciones a la luz de
la religión, la moral o la ética que rige a cada individuo
.
Lo cierto es que
siendo la personalidad el distintivo de cada ser humano, a través del cual
exterioriza su forma de ser, de pensar y por lo tanto de actuar, la esencia del
libre desarrollo, es el reconocimiento que el Estado hace de la facultad natural
de toda persona a ser individualmente como quiere ser, sin coacción ni
controles injustificados
. Ahora bien, el error está en considerar que se trata
de un derecho absoluto, que concede
facultades ilimitadas. Ninguna persona podrá alegar tal derecho para causarse
daño así misma y menos a los demás.
Por eso frente a los
últimos hechos registrados en el país en
relación a las supuestas preferencias sexuales de miembros de la Policía
Nacional, del Congreso de la República y otros altos funcionarios, más allá del amarillismo que le han impreso
determinados periodistas y medios de comunicación que viven del escándalo por
ser lo que mejor rentabilidad
produce, se debe analizar es en qué
medida el aprovechamiento del poder en indebida forma y para su propio
beneficio, ha permitido, si es que así ocurrió, que se impongan conductas o
prácticas que limiten o vulneren los derechos de los demás
.
En consecuencia, tanta
responsabilidad puede tener un Coronel que en ejercicio de sus preferencia
sexuales, somete a sus subalternos, como un periodista que por tener tribuna
propia en los medios, se crea con la autoridad de divulgar situaciones personales de un
funcionario, que en nada perjudican a otros, violando su  intimidad, afectando a su familia, su trabajo
y exponiendo su personalidad al escarnio
público
.
Cabe entonces  preguntar: ¿acaso se es mejor o peor funcionario, dependiendo de las
preferencias sexuales?  ¿Y se es mejor
periodista entre más daño se cauce a otros, con base en suposiciones?

Febrero 22 de 2016

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