El despertador del sur
Por: Jorge Arturo Bravo
despertadordelsur@hotmail.com
De verdad que el pasado domingo 2 de julio, en horas de la mañana, muchos nos sorprendimos al conocer la noticia sobre la muerte del periodista Oswaldo Flores Andrade, uno de los pocos periodistas serios, objetivos, sin “lambonerías” hacia nadie, que quedaban en nuestro medio.
Oswaldo Flórez, nacido en Pasto el 2 de octubre de 1962, desde los bancos escolares del INEM de Pasto, donde hizo su bachillerato, empezó sus pinitos para el periodismo de la mano y los consejos de esa “Maestra de Maestras del Periodismo” Amparo Moreno de Rodríguez.
Su formación académica en “el más bonito de los oficios”, el periodismo; como dijo nuestro Premio Nobel Gabriel García Márquez, la hizo en la universidad de Antioquia, pero motivos personales y familiares le impidieron obtener su título en esta prestigiosa universidad, sin embargo, los semestres que allí cursó, fueron suficientes para su formación y destacarse después como el brillante periodista que todos conocimos.
De regreso a su ciudad natal, luego de su paso por la universidad de Antioquia, comenzó a ejercer el periodismo en Diario del Sur, el medio escrito que ha sido la escuela de formación y aprendizaje de muchos de los periodistas locales y regionales que tenemos.
Emisoras como Ondas del Mayo, Radio Nariño de RCN donde varios años fue su director Radio Sucesos de Nariño, llevando a este noticiero su “Edad de Oro”; como Jefe de Prensa de la Alcaldía de Pasto y del Concejo Municipal, y últimamente en la Emisora Ecos de Pasto, fueron testigos de su ejercicio periodístico realizado durante más de treinta años, ejerciendo un periodismo con ejemplar profesionalismo, objetivo, veraz, serio, imparcial, le permitieron ser ganador de varios Premios de Periodismo “Silvio León España”, “Correo del Sur” y “Menciones de Honor” del Premio Simón Bolívar, un orgullo y un ejemplo a seguir.
Oswaldo Flórez, por su don de gentes buenas, que le acompañaron y lo distinguieron, siempre estuvo dispuesto como tallerista en los diferentes seminarios escolares de periodismo que, año tras año, realiza la Fundación Cultural Musurunakuna, donde por las brillantes charlas se ganaba el cariño y el respeto de las decenas de estudiantes asistentes a este evento. Hoy nos queda elevar una plegaria por su eterno descanso. Paz en su tumba.
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