
Por Pablo Emilio Obando Acosta
Este 1 de abril nos sorprende con la triste noticia de la muerte del economista Mario Ramiro Pantoja Caicedo. Nace en Túquerres el 18 de enero de 1961. Hijo de Segundo Avelino Pantoja y de Blanca Estela Caicedo, oriundos de la ciudad sabanera, consagrados y excepcionales padres de familia dedicados al servicio de su comunidad.
Los estudios primarios los realiza en su tierra natal en la Escuela San Juan Bosco, institución en la cual se destaca por su vocación comunitaria y su consagración como deportista, que le permitirá posteriormente integrar la selección de fútbol de su municipio. Sus estudios secundarios los adelanta en el Colegio San Luis Gonzaga, obteniendo meritorios reconocimientos por su dedicación académica y deportiva.
En el año de 1982 sus padres deciden desplazarse a la ciudad de Pasto en la búsqueda y procura de un mejor destino para sus hijos: Fabio, Míriam, Mario, Edith y Esther Julia. Todos profesionales brillantes y con unas virtudes personales y académicas que les permiten ascender en diferentes campos de la vida regional.
Mario Ramiro elige el estudio de la economía como alternativa profesional en la Universidad de Nariño, se especializa en este ramo obteniendo reconocimientos por parte de colegas, diversas entidades y múltiples organizaciones.
En su vida profesional y a lo largo de una brillante carrera se desempeña como Auditor de la Empresa Licorera de Nariño, Jefe del Servicio Social de COMFAMILIAR de Nariño, Secretario de Salud en el municipio de Túquerres, Jefe Administrativo del SERVICIO NACIONAL DE APRENDIZAJE – SENA y de muchas entidades en las cuales dejó un gran ejemplo de vocación y servicio.
Sus últimos quince años se consagró como un funcionario ejemplar en el SENA, entidad a la cual le entregó lo mejor de sí y su vocación de servicio a la comunidad. Un hombre altruista, un líder y un ser ejemplar que jamás perdió su condición de hombre honesto y siempre al servicio de su gente.
Promovió por todo el departamento de Nariño proyectos productivos que hoy se constituyen en modelo de empresa y productividad. Siempre estuvo atento al llamado de quienes requerían de una mano amiga para sembrar semillas de esperanza entre los suyos y en su comunidad.
Un amigo excepcional, franco, sincero, colaborador con todos aquellos que requerían sus servicios profesionales. Amigo de grandes figuras de la vida política regional y reconocido por su acrisolada honradez que le impidió, en muchas ocasiones, aceptar grandes honores y distinciones.
Como padre y esposo entregó lo mejor de sí. Junto a su esposa, Liliana Pantoja, batalló en procura de alcanzar progreso y bienestar entre su gente. Sus hijos Camilo y Maríen se constituyen en esa proyección social y comunitaria.
Mario Ramiro Pantoja Caicedo fue un hombre bueno, noble, altruista y dueño de una personalidad cautivadora que le permitió alcanzar todos los méritos con esfuerzo propio, con voluntad ejemplarizante y siempre en procura de servir a su gente y a su tierra.
Se va un hombre que supo entender el sentido de la vida, que no ahorro esfuerzo alguno para merecer todo aquello que recibía de su sociedad. Un hombre que siempre estuvo dispuesto a hacer grandes las causas sociales y comunitarias.
En estos momentos de dolor y profunda tristeza expresamos nuestra voz de condolencia para su madre, sus hermanos, su esposa y sus hijos. Un sentido pésame a sus amigos y para todos aquellos que conocieron su alta sensibilidad, su profundo sentido social y su permanente consagración a una vida laboriosa y entregada a esa indiscutible vocación de servicio y solidaridad.
Descansa en Paz Mario Ramiro, tu fe, fortaleza y altruismo son testimonio de que fuiste, por encima de todo, un hombre bueno y noble que siempre avizoró la paz como el resultado de las buenas acciones. Paz en tu tumba y un adiós cubierto de lágrimas y dolor por cuanto dejas un profundo vacío en tus seres queridos.