La muerte cruzada, como se conoce popularmente, es un mecanismo que permite al ejecutivo y legislativo disolverse mutuamente y de forma anticipada para llamar a elecciones tal como la empleó el presidente Lasso en Ecuador, sin embargo, y aunque en Colombia, gracias a Dios no hemos llegado a ese punto, si se prevé que habrá “tiros” de lado y lado, pues la caída a la reforma a la salud nos anticipa un posible “chu, chu, chu” de una Constituyente que se juró sobre piedra no convocarla y de las demás reformas que alista el gobierno empezando por la pensional, que a todas estas me pregunto, ¿si la hunde el congreso, el presidente intervendría los fondos de pensiones? Buena pregunta.
Continuando con el tema y en honor a la verdad si se necesitan las reformas, pero de manera concertada, pues importa tanto el fondo como la forma, bien decía Jesús Reyes Heroles, destacado político, jurista, historiador y académico mexicano, que la ideología es muy importante, pero que se debe respetar las formas, pues en política, frecuentemente, la forma es el fondo, aquí fracaso el gobierno por la baja capacidad de negociación.
Lo más complejo de esta situación, es la radicalización de las posturas donde pasamos a un atrincheramiento entre las partes, situación que conllevan a la pérdida del norte y la capacidad de concertación; el gobierno acusa a las EPS de tener líos de liquidez y deja un manto de duda sobre el manejo de los recursos, así mismo acusa a los congresistas que hundieron la reforma de recibir apoyos en campaña por el grupo Keralty de Sanitas y tener “intereses escondidos”; me pregunto ¿este caso, no es medio similar al apoyo que recibió el entonces candidato Petro por parte de Euclides Torres, hoy convertido en el nuevo zar de las energías renovables?, del otro lado, se acusa al gobierno de convertir esto en un tema político, de pensar únicamente en la siguiente campaña y de no contar con un plan de intervención serio con improvisaciones por montones.
Mejor dicho, rabo de paja hay y de todos lados, lo más triste es que desde las trincheras la consigna es: esto lo hacemos por los millones de colombianos que sufren día a día con el sistema de salud, y lo que se nos viene pierna arriba serán las continuas convocatorias para salir a marchar tanto de un lado como del otro; ojalá esto no termine en un enfrentamiento en las calles y tengamos que acudir a un sistema de salud en manos del gobierno que a todas luces no tendrá la capacidad de atender a más de 28 millones de colombianos.
Lo cierto de todo, es que por el momento hay que aguantar la respiración, tratar de enfermarse poco y orar al sagrado corazón para que los padres de la patria empezando por el señor presidente den ejemplo de construcción de país, pues con resentimiento ni se enamora ni se gobierna.
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