Nadie sabe para quién trabaja

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Por Manuel Erazo Cabrera
viejomanolo1@hotmail.com
Ismael Botina, popular maestro Buchón, curtido
en lides políticas, a la usanza de la picaresca española dijo: nadie sabe para
quién trabaja. El pobre Botina con avío madrugó a la inauguración del teleférico de Las Lajas. Ahí se encontró
con los santistas y seguidores del Vargas Lleras; éstos echaban cuetes,
lanzaban globos esperando a Juanpa. Una vez que llegó alzó la mano en señal de
victoria y se subió al teleférico con el obispo de Ipiales, el Cayo, Camilo
Romero y el gran Raúl. Subían y bajaban muertos de risa y con alegría a flor de
labio, festejaban la elección de los Romero.

No vi a Johncito Rojas, a mi amigo Gustavo, a
mi jefe Bérner, al chiquito García. El que sí estuvo fue mi jefe Tato que tiene
miedo a las alturas, por eso prefirió echar pata en compañía del señor alcalde
Darío, del Gustavito Estupiñán y del mayor Bermúdez. Comían tostado a lo
desgualetado
.
Al almuerzo privado no tuvimos entrada los
santistas, tampoco los de Cambio Radical, los conservadores, menos los del Polo
y peor los del partido Mordoré. El restaurante para comer cuy, gallina,
champús, empanadas y alfajores a diestra y siniestra
era todo de color verde,
platos, cucharas, manteles, mesas, ají, sillas, bancos, servilletas, todo era
de color verde. Yo muerto del hambre y del verraco frío dije: así es la
política y así es esta perra vida.
Atrás se quedó el discurso desgastado que un
día pronunció German Chamorro cuando expresó: que si ganaba la gobernación el
Raúl Delgado, el Gobierno Nacional no le iba a dar ni un peso a Nariño, resultó
todo lo contrario, Nariño recibió plata para muchas obras que el gran Raúl deja
para ser recordado por las presentes y futuras generaciones
. Atrás queda de
igual manera, el discurso de John, pues el joven Camilo recibió total respaldo
del Presidente y le dijo: te espero en la casa de Nariño con mucho gusto, lo
pasado es pasado. Este país, mis queridos Romeros, es de credenciales y el que
ganó es porque puso mayorías y el que perdió es porque puso minorías como lo
enseñara sabiamente un filósofo de Yacuanquer.
Y qué decir del encuentro que tuvieron el
invencible Pedro Vicente con el Presidente Santos, qué bellecera, como si se
conocieran hace mil años. El Presidente apenas vio al nuevo alcalde lo trató de
hermano y Pedro Vicente también le dijo: hola mi hermano. Le preguntó: ¿cómo
sacaste tantos votos?, Y el hermano Pedro le contestó: sin mermelada, sin
promesas, agité banderas, moví ideas, como no a la venta de Empopasto y no a
las interminables colas de la gasolina que a medio mes se acaba en esta región
. El Presidente le dijo: buena esa hermano, de hoy en adelante cuenta con mi
apoyo incondicional. Definitivamente mijo, este país es de credenciales
. Se
despidieron con fuerte abrazo y un viva por Camilo, un viva por Pedro Vicente y otro por el gran
Raúl.

Domingo 15 de noviembre 2015

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