Nairo en el país de los héroes y los villanos

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Por Alberto Salcedo Ramos

Tomado de


Si Nairo Quintana ganara la Vuelta a Francia
como pronostican algunos expertos, se oirían muchas voces – las voces de la
gente desmedida y tropicalista de siempre– gritando que Colombia es la más
grande potencia ciclística que ha habido sobre la faz de la tierra por los
siglos de los siglos, amén
.

Si Nairo ganara, digo, habría ruido,
fanfarrias, discursos, himnos, caravanas de la victoria, triunfalismo al por
mayor, rumba corrida. Un locutor altanero exclamaría que esta noche no lo
esperen en su casa, otro pondría a sonar aquello de “Colombia, tierra querida,
himno de fe y armonía”. También habría todas esas cosas horribles que suelen
presentarse en Colombia cuando se trata de festejar: jactancia, gente borracha,
accidentes, riñas, heridos, detenidos
.
Los noticieros pasarían días enteros
repitiendo las imágenes triunfales.
Si Nairo perdiera, en cambio, saldría a flote
nuestro derrotismo ancestral
. Oiríamos decir que competimos como nunca y
perdimos como siempre, que desde tiempos inmemoriales nos viven faltando dos
centavos para el peso, y bla bla bla.
Muchos dirían que somos lo peor, un país de
fracasados, y pasarían del encomio al menosprecio
. El noticiero ya no se
desbordaría en la cobertura periodística de la actuación de Nairo, sino que le
daría más espacio a la farándula. El taxista señalaría que ese tal Nairo es
“pecho frío”, el gomelo le llamaría “looser”.
Algunos aprovecharían la ocasión para volver a
despotricar contra Pacho Maturana, o contra Pekerman, o contra Falcao
, o contra
cualquiera de los tantos deportistas a los que, en nuestros vaivenes
emocionales, hemos convertido en héroes y luego en villanos.
En ese caso también habría las cosas horribles
mencionadas antes, porque, como ya he dicho, aquí siempre han convivido el país
que se derrumba y el que se va de rumba
. En vez de jactarnos actuaríamos como
resentidos, pero igual habría gente borracha por las calles, accidentes, riñas,
heridos, detenidos.
Nairo Quintana podría ganar, ya que es un
muchacho tan talentoso como seguro de sí mismo, o perder, pues la Vuelta a
Francia es una competencia dominada históricamente por ciclistas europeos
que,
aparte de su calidad, gozan de ciertas ventajas científicas y logísticas en la
preparación.
Si ganara no sería porque él fuera un Dios y
nosotros, el mejor vividero del mundo
. Si perdiera no sería porque él fuera un
torpe y nosotros un desastre.
Ojalá el reciente revés de la selección
Colombia en la Copa América nos haya bajado los humos y, en consecuencia,
asumamos con madurez el resultado de Nairo, sea cual sea. Las reacciones de la
gente ante nuestros ciclistas no han sido turbulentas como ante nuestra
selección de fútbol
.
Pero ya hemos visto lo que sucede en esta
Colombia extremista cuando se generan tantas expectativas en torno de los
deportistas
. Si nos va bien nos enloquecemos, y si no, también. Soberbios en la
euforia y encolerizados en las derrotas, damos rienda suelta a la peor versión
de nosotros mismos.
Como sociedad desencantada y frenética vivimos
buscando héroes. Los buscamos, sobre todo, en los escenarios deportivos, porque
más allá de esos ámbitos solo percibimos ruindad. Y así nos va. Algo anda mal
cuando un país espera más de sus atletas que de sus gobernantes
.

Author: Admin

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