Por Elsy Melo Maya

Este es el Segundo de los Cuatro
Acuerdos, que según la sabiduría Tolteca, deberíamos implementar para vivir
mejor. Tomarse de manera personal cada una de las expresiones o conceptos que
otros manifiesten, convierte a quien así reacciona, en una presa fácil de
quienes envían energías negativas a través de sus expresiones, como
consecuencia de su malestar interior, de su rechazo e insatisfacción consigo
mismo.

Cada cual tiene sus propias
opiniones según sus creencias y forma de vida, de tal forma que lo que piensen
sobre quienes los rodean, es su reflejo, es su forma de mirar las cosas y no lo
que realmente son las otras personas hacia quienes dirigen sus apreciaciones;
cuando se vive satisfecho y feliz con lo que se es y los logros alcanzados, ese
bienestar se refleja y transmite hacia los demás.

También como seres humanos, cada uno
tiene pensamientos y sentimientos diferentes; cada uno tiene un punto de vista
distinto y es común encontrar personas que aún no saben lo que quieren, como lo
quieren y cuando lo quieren y ni siquiera están de acuerdo con ellos mismos,
con lo que sienten o piensan. Esa inseguridad también la transmiten a otras
personas, por eso, no siempre se debe creer en todo lo que nos dicen, así sea
muy bueno, o por el contrario, muy desagradable.

Es fundamental que cada quién sepa
lo que es realmente, sin necesitar que otro se lo reafirme o niegue; si cada
apreciación que pronuncien sobre nosotros, nos la tomamos de manera personal,
estaríamos expuestos a sufrir innecesariamente, pues la regla general es que la
gente miente de acuerdo a su forma de ser o su conveniencia. Se debe confiar en
si mismo y decidir a quien se le cree y se le da la importancia que merece, así
lo que hagan o digan los demás de manera falsa o mal intencionada, no nos dañará.

Si este Segundo Acuerdo lo
convertimos en un hábito, seremos inmunes a los insultos, ofensas y chismes y
aún a los falsos halagos, y estas mismas expresiones se volverán nocivos para
quien las envía. De mantenerse este Acuerdo en la vida diaria, “el corazón
permanecerá abierto y nadie te herirá. Vivirás sin miedo a que te rechacen o
ridiculicen. Dirás si o no, pero por decisión propia, sin culparte por tu forma
de ser y de pensar”.

Noviembre 26 de 2018

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