
Rincón consaqueño
Por José Rodrigo Rosero Tobar
roserotobarjoserodrigo@gmail.com
A sabiendas de que se adelantan dos obras para un posible mejoramiento del sitio, caminaba pausadamente, como en otras ocasiones, rumbo a la Piedra de Bolívar, en la vereda Bomboná. Me encontré con una cantidad de materiales regados a lo largo de la vía que conduce al lugar y la restricción de ingreso al sitio exacto de la piedra, no obstante haber iniciado las obras años antes de esta visita ocasional. Me resultó deprimente el panorama y confieso que tuve nostalgia de otros tiempos cuando acudía al lugar.
Me asaltó la idea, de esas que nos inculcan los medios de comunicación cuando hablan de obras inconclusas, y aunque existe evidencia de que se están adelantando labores de construcción, ya es amplio el tiempo que ha pasado en el desarrollo de estas obras sin conocerse cuando las van a terminar.
Decía Sandra Avellaneda Avendaño, directora nacional de la academia de gestión pública, que en un país en el que 6,27 millones de personas viven en situación de pobreza, tener 1.753 obras públicas sin concluir es una vergüenza nacional y que es hora de hacer un balance del cumplimiento y la eficacia de lo ordenado por la Ley 2020 del 2020, por medio de la cual se creó el Registro Nacional de Obras Civiles Inconclusas, compuesto por los reportes de cada entidad y por la información obtenida por la Contraloría General de la República sobre el particular.
Acudí a tratar de verificar en el registro aludido si se encontraban incluidas las dos obras, al que no logré acceder por mi falta absoluta de experticia en el manejo de medios tecnológicos, aunque observé rápidamente que en ese registro no las iba a encontrar, simple y llanamente porque no se asimilan al concepto de obras inconclusas que dicen se tratan de obras civiles cuyo trabajo material sobre el bien inmueble no ha finalizado satisfactoriamente o no se adecúa a la función para la cual fue contratada la obra supuestamente de beneficio general. Quizá, como dice Sandra Avellaneda Avendaño, para nuestro caso no es una vergüenza nacional la dilatación de la terminación de las obras, sino una afrenta municipal.
Y es que precisamente se acerca la conmemoración del 7 de abril de 1822, cuando se rememora un hecho tan trascendental, mismo que se desarrollaba en el sitio preciso donde Bolívar dirigió la llamada batalla de Bomboná, produce más que melancolía mirar así el sitio, otros sinsabores porque nos hemos olvidado de conservarlo no solo para la conmemoración de los hechos, sino también de recordarlo como sitio histórico nacional.
Consacá, 04 de abril de 2025