
El despertador del sur
Por: Jorge Arturo Bravo
despertadordelsur@hotmail.com
Entre el 8 y 9 de junio, en Colombia conmemoramos el Día del Estudiante Caído, así lo han llamado en los últimos años, en razón a la gran cantidad de estudiantes asesinados en las calles de Colombia, por las balas disparadas por las fuerzas del Estado o por fuerzas oscuras, situación que se ha repetido desde aquel el 8 de junio de 1929 cuando en las calles de Bogotá, fue asesinado el estudiante Gonzalo Bravo Pérez, durante una manifestación estudiantil.
Lastimosamente, esta conmemoración, especialmente en las instituciones educativas oficiales de Pasto y de Nariño, la convierten en un día de celebración, un día de fiesta y de festín, donde cunde el derroche de alegría y algarabía, o manifestaciones estudiantiles universitarias donde al final reina la anarquía y el desorden, muchas veces con consecuencias funestas para la sociedad civil y esto, en virtud, también a que los manifestantes desconocen los objetivos de las marchas y a los verdaderos enemigos del pueblo.
Este día debe servir para hacer profundos análisis del devenir del estudiante a través de la historia, estudiantes rebeldes que realmente, hasta hace unos años, defendían sus derechos, sin el vandalismo que hoy se ve, y se le arrancaba a los gobiernos de turno reivindicaciones que no solo beneficiaban a la población estudiantil sino también al pueblo en general, mientras muchos, es cierto, miraban indiferentes tras el vidrio de las ventanas, la lucha de los estudiantes en las calles.
Muchas situaciones anómalas, se sabe, existen en algunas instituciones educativas oficiales, carencia de docentes, precios exorbitantes en productos que se vende en las cafeterías y tiendas escolares, costo de las fotocopias superiores a las que se cobran en negocios particulares del barrio, pero los estudiantes por carecer de liderazgo, se mantienen indiferentes, sumisos, aguantan todo y nunca dicen nada, por el contrario, sienten temor de hacer los reclamos pertinentes, pues ni siquiera por el personero se ven respaldados.
AL MÁRGEN: Muchas personas sensatas y curiosas se preguntan y nos preguntamos todos: ¿Qué pasó con los 180 millones de pesos que se perdieron al interior del” honorable” Concejo Municipal de Pasto?