Reinado

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Rincón consaqueño
Por José Rodrigo Rosero Tobar
roserotobarjoserodrigo@gmail.com

El primer mandatario, en su intervención, expresó su complacencia por “tan magno evento”, realizado después de muchos años y era verdad, hacía algún tiempo largo que no se había efectuado un concurso para elegir las reinas del carnaval, esa tradición declarada como patrimonio inmaterial de la humanidad. Pues se había tomado la determinación de designar por decreto municipal quienes serían la reinita y la reina del certamen anual.

Paso seguido, retumbó la voz del presentador, que contrastaba con la voz cansada de la dama con la que iba a alternar en esta jornada local, anunciando el inicio de la fiesta de elección de la reinita y reina del carnaval. La presentadora, una y otra vez, no sé por qué, anunciaba que se desconocía al jurado calificador y pregonaba la jornada como transparente y lejos de cualquier amago de corrupción en su veredicto final.

Las candidatas desfilaron de la mejor manera. Las barras, a excepción de quien a la postre se convertiría en la reina del carnaval, con su estruendoso ruido colmaban el amplio espacio adecuado para esta contienda municipal.

El jurado, estratégicamente ubicado, tomaba nota tras nota con rigidez ritual. Una de los jurados fue presentada como concursante y reina en diferentes certámenes a nivel regional y nacional.

La estrategia de la administración para atraer la atención en el inicio del periodo de su gestión empezaba a dar sus frutos y la gente aclamaba sin cesar.

Se conoció el nombre de la reinita. Vino luego a definirse el de la soberana del carnaval. Eliminaron de un tajo a quien tenía la mayor barra en el recinto y con grandes opciones de ser la ganadora en este certamen coloquial. Quedaron dos finalistas, una de ellas tenía que ganar y, como siempre, cuando se anunció el nombre de la virreina con la consecuente designación de la reina, el coro de “rosca” no se hizo esperar.

El público desocupó el recinto, dejando prácticamente sola la orquesta contratada para animar el baile de coronación.

Posteriormente, a través de las redes sociales, se conocieron coincidencias en los trajes de fantasía y de gala de la reina coronada y los que habría lucido el jurado en algún certamen del nivel regional o nacional. Parecía que fueran los mismos. Quizá allí entendí sutilmente el afán de pregonar desde un principio transparencia en el resultado final.    

Consacá, 12 de enero de 2024

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