El despertador del sur
Por: Jorge Arturo Bravo
despertadordelsur@hotmail.com
Conocedor que, desde el recinto del Honorable Concejo Municipal de Pasto, se viene, en calurosos debates, revisando el Plan de Ordenamiento Territorial POT, creo oportuno dar a conocer la situación que se ha venido presentando, en los últimos doce meses en muchos sectores de la ciudad, particularmente en el barrio Santa Mónica y Villa Flor II.
Me refiero al uso del suelo, aspecto que, es urgente entrar a estudiar seriamente, pues no se justifica que en estos barrios, sobre las vías principales, especialmente cerca de la Ciudadela Educativa de Pasto, los primeros pisos y los antejardines de las residencias, no sabemos con autorización de quién, poco a poco, los hayan ido convirtiendo en cantinas, con el disfraz de “gastro bares” de los cuales los principales usuarios son los estudiantes de la Universidad Minuto de Dios, que funciona en las instalaciones de la Ciudadela Educativa.
Situaciones que muchas veces se ha denunciado en reuniones que ocasionalmente se realizan con los principales actores comprometidos con la seguridad de los citados barrios, lo mismo que por los diferentes medios de comunicación hablados y escritos, sin encontrar, como es el común denominador entre nuestras autoridades, respuesta y solución alguna.
Es necesario y urgente que desde el Concejo Municipal de Pasto se analice, con cabeza fría, con serenidad, conocimiento y autoridad, esta situación anómala para la juventud de estos sectores; no se puede seguir permitiendo que continué la proliferación de estos negocios donde, desde las cinco de la tarde, por la cantidad de carros y motos parqueados sobre los andenes, se haga imposible el tránsito vehicular, y lo que constituye para los peatones que han perdido su derecho a caminar tranquila y segura.
Estamos a tiempo de acabar con estos negocios, pues no llevan más de un año de instalados, algunos ni tres meses y salvemos a nuestra niñez y juventud de caer en las redes del alcoholismo, la drogadicción y demás flagelos que tanto daño les han causado a nuestros jóvenes, especialmente desde la década de los años ochenta. Tienen la palabra Honorables concejales y Policía Metropolitana y a ponerse serios ¡Carajo!
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