El despertador del sur
Por: Jorge Arturo Bravo
despertadordelsur@hotmail.com
Ya estamos de fiesta, todos listos y vistiendo la mejor gala, para celebrar, este viernes, pletóricos de entusiasmo y de alegría, los primeros 40 años de vida de Diario del Sur, el medio periodístico diario más importante que ha existido en el sur occidente colombiano a lo largo de toda su historia.
Con nuestros corazones henchidos de emoción y felicidad, pues así nos sentimos quienes como columnistas, en mi caso desde hace 39 años, hacemos parte de la gran familia Diario del Sur, y de verdad que nos sentimos honrados y ufanos de pertenecer a ella, y haber contribuido con nuestra pluma a su engrandecimiento.
Son 40 años llenos de éxitos, también de muchas vicisitudes, pero que saliendo airoso de ellas, ha escrito y registrado, con diferentes plumas e ideologías, la historia de Pasto, de Nariño y de Colombia en todos sus campos: económicos, culturales, sociales, ambientales y también políticos y religiosos, constituyéndose así, en la mejor fuente de consulta que engalana las bibliotecas públicas, privadas y familiares de la región, y por qué no?, de Colombia entera.
Cuán grande es la satisfacción que todos experimentamos por esta celebración, pues, que un medio informativo escrito llegue a sus primeros cuarenta años de vida con las características sociales y culturales de nuestra comarca nariñense y de sus gentes, no es fácil, imposible dirían muchos, pero gracias al empuje, a la firme y férrea decisión de su fundador y director Don Hernando Suárez Burgos, para quien las cosas no son difíciles si se sabe trabajar como él lo hace, con disciplina, con responsabilidad, con entrega total, con fe ciega y con firme optimismo y llevado siempre su principio de batalla: “construir jamás destruir”.
Felicitaciones, pues, al industrial Hernando Suárez Burgos, por haber escrito, en estos primeros cuarenta años, junto a su familia, a su equipo de periodistas, trabajadores, columnistas, voceadores, etc., las páginas más gloriosas de la historia de nuestra bella comarca nariñense y reciba también nuestra voz de gratitud por permitirnos formar parte de esta gran familia, la Familia Diario del Sur.
LOS 40 AÑOS DE INGRATITUD E INDIFERENCIA DE DIARIO DEL SUR
Leyendo el comentario que escribe Jorge Arturo Bravo, que es de gran regocijo celebrar este tiempo de existencia de un medio escrito que es curioso el por qué existe, si los grandes medios masivos nacionales han desaparecido, es de suponer que hay algo por debajo para que subsista a pesar de que hoy por hoy su circulación y sus lectores han disminuido en un 90 por ciento.
Quien escribe este comentario hizo parte de la planta de redactores de los seis periodistas que fuimos contratados para llevar a cabo semejante proyecto. En honor a la verdad, ese periódico no obstante disponer de un gran capital económico que lo sostiene, ya hubiese desaparecido hace 37 años; si quien escribe esta nota no se hubiese puesto al frente del periódico, cuando en 1986, todo el cuerpo de periodistas (sin incluirme), todo el personal administrativo, operativo y comercial constituyeron un sindicato que trataba por lo general que el periódico no pudiese subsistir por las exigencias que en el fondo de sus peticiones solicitaban los sindicalistas.
El periódico quedó acéfalo de periodistas; unos fueron despedidos, otros suspendidos; solo tres periodistas quedamos encargados de sacar adelante este medio. Su propietario Hernando Suarez Burgos, resolvió dar por terminado este periódico; a lo cual le manifesté que yo me ponía al frente cueste lo que me cueste. Fue tal mi compromiso de no dejar morir el periódico, que durante todo el año 1986 tuve bajo mi responsabilidad de escribir seis(6) paginas diarias y amanecer de domingo a domingo, custodiando las páginas y todo el manejo del periódico para que no haya fallo alguno.
Para 1987 yo tuve que retirarme porque un nuevo empleo me fue ofrecido; y al ver que la Organización Suarez Ceballos no se preocupaba por buscar nuevos periodistas para que ayuden en este trabajo. Al cumplir los 40 años, ni siquiera se acordaron de este colaborador, como de ninguno de los 50 corresponsales en el Departamento que logré vincular; como tampoco se les ocurrió hacer una memoria póstuma a quienes ya marcharon de este mundo y que le entregaron gran parte de su vida a engrandecer este medio periodístico. Son 40 años de ingratitud e indiferencia; no lo necesitamos, pero lo que acabo de anotar les pasará a quienes hacen parte en la actualidad del cuerpo de periodistas.