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A propósito de la
reunión que sostuvieron en estos días el presentador estadounidense Steve
Harvey y la Señorita Colombia Ariadna Gutiérrez, en la cual le ofreció disculpas
por el error en la velada de elección y coronación de Miss Universo,
reproducimos una columna de la periodista y escritora Melba Escobar, publicada días después de este episodio.
reunión que sostuvieron en estos días el presentador estadounidense Steve
Harvey y la Señorita Colombia Ariadna Gutiérrez, en la cual le ofreció disculpas
por el error en la velada de elección y coronación de Miss Universo,
reproducimos una columna de la periodista y escritora Melba Escobar, publicada días después de este episodio.
Este es el texto de la
citada columna periodística publicada el 23 de diciembre de 2015 en el portal del periódico El País de Cali www.elpais.com.co con el título de “Vergüenza”.
citada columna periodística publicada el 23 de diciembre de 2015 en el portal del periódico El País de Cali www.elpais.com.co con el título de “Vergüenza”.
Seguramente es una
vergüenza que el señor Steve Harvey haya confundido el nombre de la nueva Miss
Universo. Pero en realidad, hay otros aspectos de este incidente que me
producen mucha más vergüenza.
vergüenza que el señor Steve Harvey haya confundido el nombre de la nueva Miss
Universo. Pero en realidad, hay otros aspectos de este incidente que me
producen mucha más vergüenza.
Vergüenza debería
darnos a los colombianos seguir tomándonos tan en serio un concurso misógino
donde las mujeres compiten por una tiara y una corona con las medidas de sus
pechos, sus caderas y sus cinturas.
darnos a los colombianos seguir tomándonos tan en serio un concurso misógino
donde las mujeres compiten por una tiara y una corona con las medidas de sus
pechos, sus caderas y sus cinturas.
Vergüenza es que
desfilen en tacones de veinte centímetros en traje de baño explotando su sexualidad,
mientras se les pide “pureza” y “recato”, en una esquizofrenia de valores
contradictorios hasta el ridículo.
desfilen en tacones de veinte centímetros en traje de baño explotando su sexualidad,
mientras se les pide “pureza” y “recato”, en una esquizofrenia de valores
contradictorios hasta el ridículo.
Vergüenza es que
sigamos estando entre los países con más alta sintonía en esta suerte de
certámenes, como otros países del tercer mundo que casualmente se llevan las
coronas, pues son quienes ponen la audiencia. “Casualmente” también, estos
países donde habitan “las mujeres más hermosas del universo” suelen coincidir
en ser los países con los índices más altos de feminicidio, violencia sexual
contra la mujer y desigualdad de oportunidades.
sigamos estando entre los países con más alta sintonía en esta suerte de
certámenes, como otros países del tercer mundo que casualmente se llevan las
coronas, pues son quienes ponen la audiencia. “Casualmente” también, estos
países donde habitan “las mujeres más hermosas del universo” suelen coincidir
en ser los países con los índices más altos de feminicidio, violencia sexual
contra la mujer y desigualdad de oportunidades.
Sigamos pensando que
es una casualidad perpetuar la misoginia a través de modelos donde las mujeres
solo sirven como muñecas sexuales, como objetos decorativos cuyo mayor atributo
para salir de la pobreza, hacerse a una vida, a la fama o una supuesta
“respetabilidad” es siendo bellas.
Sigamos perpetuando la sonrisa quieta, la
obediencia, la “pureza” y el “recato” de estas damas que no tienen nombre si no
una banda con la insignia de un país, pues son símbolos de una cultura
patriarcal, anquilosada, arcaica y violenta en su negación de la mujer como
individuo. Equivocarse no era difícil. Al final, todas se ven iguales. ¿Qué más
da Filipinas o Colombia? Nadie sabe sus nombres, el juego no se trata de saber quiénes
son, se trata de hacerlas desfilar en traje de baño y coronar a la más bonita.
Vergüenza producen
nuestros instintos asesinos. La proliferación de imágenes de Pablo Escobar
anotando el nombre del presentador en una libreta, la oleada de comentarios
racistas, la furia colectiva que al menor error salta enardecida a hablar de
“monopolios”, de “complots”, con ese complejo de inferioridad tan colombiano
que repetidamente nos lleva a sentirnos víctimas de abusos premeditados.
Vergüenza es que en menos de veinticuatro horas hayan asesinado en Cali a dos
mujeres en manos de sus parejas.
nuestros instintos asesinos. La proliferación de imágenes de Pablo Escobar
anotando el nombre del presentador en una libreta, la oleada de comentarios
racistas, la furia colectiva que al menor error salta enardecida a hablar de
“monopolios”, de “complots”, con ese complejo de inferioridad tan colombiano
que repetidamente nos lleva a sentirnos víctimas de abusos premeditados.
Vergüenza es que en menos de veinticuatro horas hayan asesinado en Cali a dos
mujeres en manos de sus parejas.
Vergüenza es que el
modelo de la mayoría de niñas colombianas sea una reina, que su idea de
felicidad o prosperidad esté entrañablemente ligada a un buen cuerpo, a su
capacidad de seducir a un hombre, de agradar, de gustar.
modelo de la mayoría de niñas colombianas sea una reina, que su idea de
felicidad o prosperidad esté entrañablemente ligada a un buen cuerpo, a su
capacidad de seducir a un hombre, de agradar, de gustar.
Vergüenza es que
celebremos con entusiasmo nuestro dedicado desempeño en un espectáculo global
en donde las mujeres aparecen como fichas intercambiables, decorativas,
brillantes, disputándose el dudoso honor de ser la más resplandeciente de la
sala.
celebremos con entusiasmo nuestro dedicado desempeño en un espectáculo global
en donde las mujeres aparecen como fichas intercambiables, decorativas,
brillantes, disputándose el dudoso honor de ser la más resplandeciente de la
sala.
Que lejos estamos de
los países escandinavos que hace tiempo dejaron de mandar candidatas a un
concurso a todas vistas denigrante. Y que lejos están las niñas colombianas de
tener otros modelos de mujeres luchadoras, pensantes, libres, con ideas
propias, independientes, para quienes la belleza no sea el centro de sus
prioridades.
los países escandinavos que hace tiempo dejaron de mandar candidatas a un
concurso a todas vistas denigrante. Y que lejos están las niñas colombianas de
tener otros modelos de mujeres luchadoras, pensantes, libres, con ideas
propias, independientes, para quienes la belleza no sea el centro de sus
prioridades.
Qué vergüenza no ver
que es precisamente esa mentalidad la que nos ha convertido en uno de los
destinos preferidos de turismo sexual para europeos y norteamericanos. Qué
vergüenza que tengamos una idea única de belleza y que la originalidad, la
diferencia, la personalidad no hagan parte de ella.
que es precisamente esa mentalidad la que nos ha convertido en uno de los
destinos preferidos de turismo sexual para europeos y norteamericanos. Qué
vergüenza que tengamos una idea única de belleza y que la originalidad, la
diferencia, la personalidad no hagan parte de ella.