Yuyay
Por Alejandro Rosero Montenegro
Comunicador Social Periodista
En estos recientes días, por invitación del Alcalde de Pasto, Nicolás Toro, pudimos conocer la decisión de su administración de hacerle frente a una problemática que parece haber superado las capacidades de las autoridades, quizás por la propia actitud permisiva que tuvieron los mandatarios anteriores y eso remonta a unos 20 años, si no son más.
Y es que son varias las situaciones que empiezan a conformar esa gran problemática, desde el parqueo en zonas prohibidas hasta la ingesta de licor y estupefacientes en los pocos parques que tiene la ciudad, pasando por la invasión del espacio público y los problemas de movilidad.
La administración decidió prohibir el parqueo de vehículos en puntos estratégicos de la ciudad como la zona aledaña a la Universidad Mariana, el sector del Parque Infantil, el parque ambiental de Rumipamba o el Parque de Santiago, espacios ocupados por conductores que llegaban hasta allí para poner el sonido de sus máquinas a todo volumen y de paso seguir consumiendo licor y otras sustancias para luego convertirse en armas mortales de cuatro llantas o de dos, protagonistas de accidentes de tránsito con víctimas mortales en muchos casos.
La medida pretende disminuir esas estadísticas y hace parte de la iniciativa de cultura ciudadana promovida desde la misma campaña electoral, aunque esta situación debería tener un aporte más significativo de los habitantes de Pasto, lo complejo de la realidad obligó a poner en primer lugar las sanciones y la actuación de la autoridad.
Creo que esa era ya una necesidad, aunque soy de los que aún confía y cree en la humanidad como un espécimen capaz de autocontrolarse, regularse a sí mismo para alcanzar la convivencia sana. Pero la realidad no la podemos ocultar y ver estos espacios invadidos para convertirse en bares al aire libre merecía medidas superiores.
Entra otras medidas anunciadas por el Alcalde de Pasto, está la de la congelación de la aparición de nuevos sitios dedicados al esparcimiento y la venta de licores con una herramienta administrativa conocida como saturación de las zonas identificadas, lo cual busca cambiar el uso de suelos que tendrá que refrendarse con la modificación del POT, otro de los retos para el Alcalde Toro.
En fin, esperar que las medidas funcionen es la esperanza de buena parte de la ciudad, en especial de los vecinos de esas calles y esos parques que han visto, los últimos años, debilitada su sensación de tranquilidad los fines de semana y eso incluye los temas de inseguridad. Vamos paso a paso, lentos pero seguros, que no sea una calentura del momento, sino el inicio de un nuevo sentido para la convivencia.