Ingeniería colombiana y puentes y edificios caídos

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Desde Nod

Por Alejandro García Gómez
pakahuay@gmail.com
El 29.VI.2018, El Colombiano
(Medellín) informaba: “Un edificio fue evacuado por riesgo de colapso en
Itagüí
”. Se trataba del Babilonia. Su administradora, Ángela Ramirez, dijo que
los problemas con la construcción se habían presentado desde hacía dos años.

El 17.VIII.2018, Blu radio
(redacción digital),  afirmaba: “Sigue en
el limbo edificio Babilonia en Itagüí, desalojado por fallas estructurales
”. A
la fecha de ese anuncio, los desalojados del Babilonia cumplían 50 días en un
limbo sin definiciones para ellos. En esa fecha se le daba otra larga de 15
días más a la constructora Ruiz Sánchez y Asociados, aunque la alcaldía de
Itagüí ya había ordenado el desalojo.
El 07.XI.2018, El Colombiano
informaba que la Alcaldía de Itagüí había dado la orden de demolición del
Babilonia. Cada apartamento había costado entre 100 y 275 millones de pesos.
Hoy los propietarios -además de decepcionados- al parecer se sienten impotentes
y solos. Hubo una apelación sobre tumbarlo o no a la alcaldía y en eso va este
asunto.

Recordemos también que por este
mismo proceso pasó el edificio Space
. Que al parecer, con muchas quejas de
parte de los propietarios, también se pueden resumir en lo mismo,
decepcionados, impotentes y solos.
Gardeazábal en su columna de ADN
(1.XII.2018) asegura que con el Babilonia son “16 edificios enfermos que se
construyeron en el Valle de Aburrá
”.
Agreguemos a eso el puente de
Chirajara de este mismo año, en donde el gobierno, los constructores, los
veedores y todo un resto de instituciones se tiran la pelota de la culpa del
uno al otro
.
Ahí están el Puente del Acordeón
(Hisgaura) y otra significativa cantidad de obras civiles, privadas y públicas,
llenas de problemas de construcción o definitivamente inservibles. ¿Qué está
pasando?
En el gobierno de Ernesto Samper
(1994-1998), el Fondo Monetario Internacional (FMI) vio que se estaba
“dilapidando” el dinero en la educación en varios países de América Latina con
aquellos estudiantes que presentaban inconvenientes a los estándares
evaluativos
. Es decir en los más lentos en unos u otros aprendizajes. Lo que se
venía haciendo hasta entonces era “repetir” los cursos dentro de una
determinada reglamentación escolar. Obviamente, el repetir años producía un
mayor costo: había que invertir en espacios y profesores, entre otros gastos.
Si a esto se sumaba que -para pretender una educación con mayor calidad- se
debía bajar el número de estudiantes por profesor en las hacinadas escuelas
públicas de las grandes ciudades (por el desbordado poblamiento cada vez mayor
debido a La Violencia y las que se le derivaron luego) los importes se habían
incrementado.
Fue entonces cuando en ese gobierno,
el FMI ordenó la que se llamó entonces Promoción Automática en primaria y la
debió llevar a cabo su Mineducación Jaime Niño Díez, quien actuó como tal entre
1997 y 1998. Según ésta, los niños no deberían repetir los años. La excusa para
tomar esta nueva medida era la angustia de los menores que los podía llevar al
suicidio.
En las postrimerías del siguiente
gobierno, el de Andrés Pastrana (1994-1998), una disposición casi igual se
llevó a la educación secundaria (grados 6 a 11). Fue el decreto 230 de febrero
de 2002, que prohibía que más del 5,0% de los estudiantes de un curso
“perdieran” el año
. Las razones eran las mismas y trataban de “tapar” la
verdadera causa: ahorrar en el “gasto” educativo.
Presento mis excusas por citarme,
pero desde entonces, en esta columna advertí los riesgos de “bola de nieve
echada a rodar hacia abajo” de esa medida
. Era previsible: estudiantes mediocremente
preparados en primaria darían como resultado otros mediocres para secundaria, y
éstos otros mediocre profesionales.
La bola de nieve de la corrupción
que se incrementó con el narcotráfico (que le sirvió para surgir y
realimentarla) se unió a la bola de nieve de la mediocridad de la evaluación de
los estudios
. Hoy estamos llenos de universidades de garaje que deben graduar
profesionales mediocres, hijos de papi y mami, quienes después de conseguirles
su título les ayudan a proporcionar la chanfaina.

Unamos en un mismo coctel
mediocridad y corrupción y recibamos puentes y edificios caídos
, población que
se enferma más con los “tratamientos médicos”, profesores que malenseñan,
abogados con todas las fallas actuales, etc.
Rasguémonos las vestiduras. 6.XII.2018

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pertenecen exclusivamente a los autores que ocupan los espacios destinados a
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de este medio digital.

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