Manzanas verdes
Espacio por la Convivencia y la Cultura Ciudadana
Por: Lucciano
lucio-melo@hotmail.com
Próximos a celebrar el Bicentenario, nuestro municipio (me refiero a mi Villa del Rosario, Norte de Santander*), se prepara con miras a lo que será el escenario más importante que pueblo alguno en Colombia pueda tener y anhelar.
Sandoneño hasta los tuétanos como lo soy, el Bicentenario, me ha llevado a reflexionar que no es solo el municipio el anfitrión de este magno acontecimiento, es la nación entera la que debe ponerse en contexto sobre lo que ha hecho o hemos hecho de ésta, la patria soñada, la gran nación que deseaba que fuera Bolívar y que hoy después de doscientos años, la hemos llevado y convertido en lo que tristemente vivimos.
Como reivindicarnos con ella? Como aportar desde nuestro sentir ciudadano para que estos males que tanto nos aquejan se vayan? Como hacer para que nuestras futuras generaciones puedan vivirla de manera digna y humana? Habitarla y disfrutarla?
Quizás esa gran nación que soñó y anheló Bolivar hoy está lejos, muy lejos, paradógico o no, de aquella propuesta y visionada por El, esa nación libre y soberana, poderosa y digna, hoy cubierta por el manto oscuro de la ignominia y desesperanza, sumergida en el engaño diario de los televisores y el terrible pero cotidiano término de “presunción” para culpables de cuello blanco, que todos sabemos, pero que pasamos y tragamos, como cotidiano ha sido y será nuestro desinterés y desidia por creer, que lo público no me pertenece “no me cuesta”, no me afecta, ni que decir de nuestro sentido de pertenencia con la democracia, en donde creemos que el no votar es la cura y solución de los males.
Es el valor humano en últimas el sentimiento más lastimado, nuestra dignidad y la paz que tanto anhelamos, verdaderos valores y razón de ser de hombres y mujeres, una concepción limpia y profunda del valor humano por encima de intereses particulares y efímeros cimentados en la ambición desmedida del individualismo e indiferencia.
El Bicentenario como momento histórico nos invita a esa reflexión, cómo concebir y asumir ese gran reto, no se trata simplemente de “conmemorar hechos y aconteceres”, se trata de crear espacios y escenarios amplios y puntuales, mesas de concertación en torno no solo de la conmemoración del hecho histórico, sino del punto de partida, el aquí y el ahora nos dice que éste puede ser el inicio, para encontrar o al menos empezar la transformación que el país requiere y necesita.
Villa del Rosario en el contexto contemporáneo y enfoque territorial, no solo sea el municipio transitorio de miles de hermanos Venezolanos que muestran a su paso la desgracia y abandono de un pueblo sometido por fuerzas poderosas, que a costa de sus ambiciones económicas del petróleo arrasan humanidades enteras dejando muerte y destrucción.
Como pueblos hermanos hoy después de 200 años de vida institucional, el Bicentenario también nos invita a recordar que no hay límites ni barreras para sentir y expresar el verdadero valor universal del amor, hoy a puertas de esta gran conmemoración, conceptos como: solidaridad, respeto, tolerancia y hermandad, sean propuestas de una verdadera transformación, en donde los valores humanos se sobrepongan por encima de cualquier interés y prejuicio y que la nación grande que Bolivar gestó, puede ser la nación soñada, si la transformación empieza por cada uno de nosotros, si queremos que el país siga en picada o le demos un vuelco total a esos miedos, temores e indecisiones, que nos estancan y paralizan.
*El 6 de mayo de 1821 se firma el acta constitucional, la carta magna de la creación de la Gran Colombia
Villa del Rosario, marzo 10 de 2020
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