Bombos y platillos

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Endulzando las palabras

Por Iván Antonio Jurado Cortés
iajurado@yahoo.com
Con bombos y platillos recibieron el
triunfo del candidato uribista, Iván Duque Márquez, quien dirigiría las riendas
de uno de los países más complejos en su administración. No era para menos la
celebración, como todo en la tierra del ‘Corazón de Jesús’, se festeja
apasionadamente; muchas veces sin medir consecuencias, pero al fin, festejo.
Los días pasaron hasta que el jefe tomo posesión y empezó a entender qué es
administrar un Estado refundido en las mafias.

En el transcurso de los días, Duque
Márquez, descubrió que el ‘agua moja’, creando en la opinión pública una imagen
de improvisaciones e incertidumbre
, traduciéndose en críticas que han ido
socavando una expectativa que hurtó el apoyo de sectores indecisos. Gracias a
la extrema ignorancia política, muchos de los electores llevados por
apasionamientos votan por personajes que aprovechan el escenario electoral como
carpa de ilusionismo, donde las mejores payasadas siempre son recompensadas.
El ejecutivo nacional ha surcado los
primeros cien días de trabajo donde el balance no es nada halagador,
conllevando a un escepticismo por parte incluso de sus más cercanos
colaboradores. Todas las encuestas que acostumbradamente se efectúan para medir
el andar de los gobiernos en los tres meses iniciales arrojan cifras bastante
desconsoladoras; decepcionante para quienes con bombos y platillos vociferaron
que serían una alternativa de cambio para el país. Obviamente que el desencanto
no se ha hecho esperar
, por lo que la desmotivación y enojo de muchos
colombianos es latente.
Desde un análisis sensato nunca se
dudó de que el gobierno siguiente a Juan Manuel Santos, sería especial dada las
circunstancias por la que atraviesa la patria. Sin embargo, también no hubo
discusión para avalar el que dijo ‘Uribe’ sin medir consecuencias. Para nadie
es un secreto que uno de los propósitos del Centro Democrático ha sido
aniquilar el proceso de paz con las Farc
; obstruir las negociaciones con el
ELN  e intentar opacar y paulatinamente
desaparecer los avances producto de los acuerdos.
Millones de colombianos se lamentan
al ver a un hombre que hasta la fecha no ha definido su agenda de gobierno;
contrario a esto, se ha notado un constante desatino a la hora de tomar
decisiones estructurales
, y si en algún momento las toma, al final de la tarde
son anuladas por otra autoridad que se ha convertido en su sombra desde que era
candidato. Las exigencias del Estado y la presión de su equipo le han
marchitado la alegría reflejada en gambetas y toques de guitarra. Si las canas
eran ficticias, de seguro que ya no tendrá que gastar más en tintes porque la
naturaleza lo supo escuchar.
Ya no suenan los bombos y platillos,
solo fue un bálsamo de cariño producto del folclorismo popular, ese que ha
enceguecido por décadas a quienes después de elegir se arrepienten y maldicen
haber sufragado por alguien que no era el indicado
.

Sinceramente el presidente no tiene
la culpa de los últimos acontecimientos sino quienes irresponsablemente votan
en favor de propuestas populistas
como la de no subir impuestos, o aumentar el
empleo formal, mejorar el sistema de salud, en fin. ¿Cuantas veces se tiene que
repetir que los problemas de Colombia son resultado de un régimen fallido?
Reforma tributaria, manifestaciones
estudiantiles y el paro de camioneros son el abrebocas de lo que se vendrá el
año entrante
, pero que se interpreta como normal en una nación que convulsiona
por el desorden político-administrativo. Los últimos gobiernos han afrontado la
misma problemática, con la diferencia del actual donde las medidas son más
drásticas y van lanza en ristre contra la clase popular, muestra de ello el
tire y afloje con la famosa ley de financiamiento que no es más que una reforma
disfrazada para saldar deudas producto de la corrupción y malas
administraciones.
La momentánea alegría de la sociedad
política que promovió su candidatura se opaca con el paso de los días, hasta el
colmo de que su jefe inmediato lo expresó sin ningún reparo que a ‘Iván Duque,
debe enderezársele de lo contrario irían al abismo
’. Esta frase junto a otras
de la bancada oficialista del Congreso es un diáfano mensaje para quienes
defienden el supuesto gobierno independiente.
Se avecina una crisis social en el
país; la gente debe prepararse para afrontar situaciones complicadas que en
nada favorecerán los intereses del pueblo
. Necesariamente la ciudadanía tiene
que entrar a defender y decidir en temas estructurales que sucumbe la
estabilidad social.
Domingo, 25 de noviembre de 2018

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