En un rincón escondido de la geografía nariñense, donde la tierra se viste de verde y los hilos dorados del sol acarician cada hoja de fique, 80 campesinos de Chachagüí y La Florida certificaron sus conocimientos.
‘Secar fibra de fique según recomendaciones técnicas’ y ‘Fermentar fibra de fique según parámetros de calidad y normativa ambiental’ fueron los oficios reconocidos, como parte de la iniciativa de la Mesa Sectorial de Fique y otras Fibras Naturales, con el apoyo del proceso de Evaluación y Certificación de Competencias Laborales del Centro Lope en Pasto.
“Nariño es uno de los departamentos más productores de fique en Colombia y demostramos que llegamos hasta las veredas y municipios para certificar las competencias laborales de los campesinos, quienes evidencian todo su conocimiento basado en la experiencia práctica”, dice Jonathan Ricardo Girón García, dinamizador del proceso de Evaluación y Certificación por Competencias Laborales del Centro Lope.
Durante las dos últimas décadas, esta mesa sectorial ha sentido el latido de los fiqueros que con sus manos curtidas por el trabajo diario han hilado un legado único y resiliente. A través de los años han tejido no solo fibras naturales, sino también vínculos indestructibles entre los artesanos de la tierra y las tradiciones ancestrales.
“El cultivo de fique es una alternativa para varias familias de mi localidad, de mi municipio y el departamento. A partir de esta actividad ancestral se genera empleo y las familias pueden obtener ingresos económicos para mejorar y mantener su calidad de vida, utilizando estos recursos para el bienestar de la familia”, expresa Felipe Jurado, fiquero del corregimiento de Alto Viejo en Chachagüí.
Ocho normas sectoriales de competencia laboral, como los hilos de un tapiz cuidadosamente urdido, son la manifestación tangible de la dedicación del sector y la metodología rigurosa del SENA. La certificación en estas normas, más que palabras en un papel, son los cimientos sobre los cuales se erige la excelencia artesanal, la innovación y el progreso en estos municipios.
“Es una alegría y un placer para mí como campesino que una institución como el SENA llegué al campo, porque es la universidad que promueve el desarrollo en este país. Es el sueño de todo campesino y joven que la institución certifique los conocimientos en nuestra región. Es una excelente política del SENA”, señala Jesús Salvador Daza, fiquero del corregimiento de Casabui en Chachagüí.
A lo largo de los años, miles de fiqueros han forjado su destino entre los surcos de la Colombia profunda, arraigados en su tierra y conectados por un propósito común: tejer una vida digna y llena de significado.
“Para mí es muy importante estar en el SENA, porque proporciona los mejores conocimientos y capacitaciones a todas las comunidades. En el sector campesino, a través del SENA, hemos podido adquirir mayores habilidades para el futuro, no solo para nosotros sino para toda la comunidad. El SENA abarca una amplia gama de labores y conocimientos, tanto en técnicos para jóvenes, niños y adultos mayores. Es un componente vital en el sector agropecuario”, manifiesta Idelfonso Inbajoa, fiquero de Chachagüí.
En este momento crucial de su historia, cuando las miradas convergen en la ‘Colombia profunda’ y el eco de CampeSENA resuena en los campos, la Mesa Sectorial del Fique y tras Fibras Naturales alza la voz con firmeza y esperanza.
Fuente y foto: Sena