Columna Desde Nod por Alejandro García Gómez.

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Turismo nariñense: propuesta (2ª. parte)
pakahuay@gmail.com
El comercio, formal e informal ante todo, es
otra actividad económica de nuestro pueblo. De él vive una gran parte de
nuestros coterráneos –más la población urbana-. El comercio no es productiva en
cuanto a producción de renta desde afuera sino como un consumo de bienes
producidos
–de dentro y fuera del municipio-, para satisfacción de necesidades
y redistribución de riqueza o plusvalía. Para esta actividad comercial nuestros
coterráneos buscan otras plazas en los días de mercado, así como desde esas y
otras poblaciones y plazas igualmente llegan sus pobladores a hacer lo mismo.

En ambos casos, los productos de compraventa son producidos lejos de nuestros
sitios, es decir, hacen parte de una producción nacional, y, a veces,
internacional –legal o de contrabando-. Además, después de los años 1999 y
2000, empezaron a llegar comercios de graneros y almacenes de mayor tamaño,
variedad de artículos y formas de venta que los usuales de nuestra población,
coincidencialmente después de iniciado el Plan Colombia (gobierno Andrés
Pastrana), cuando pobladores de otros departamentos, principalmente desde el
Putumayo, se trasladaron a vivir al nuestro. La otra entrada de “divisas
externas” es la que producen los empleados no municipales.

Frente a este quizá incompleto panorama
económico, de manera descuidada ha subsistido desde siempre un turismo
incipiente, apoyado en las condiciones naturales de nuestro pueblo
: un clima
tibiamente agradable y el estar a dos horas de la fría capital departamental y
a su área de influencia, además de nuestra amabilidad natural para con el
forastero y de nuestro dinamismo, no del todo bien canalizados. Hasta hace poco
habíamos vivido arrimados a ese turismo, digámoslo así, resignados a lo que nos
había tocado. No lo habíamos buscado y los intentos para cultivarlo habían sido
escasos e individuales, sin organización ni liderazgo. Después del avance de
unos kilómetros más en la pavimentación de la carretera que nos une a la
capital y su área de influencia, se acortó el tiempo y se facilitó la  movilización y, por diferentes causas,
empezamos a prepararnos para explorar y explotar esta fuente de producción
económica, que traerá “divisas” que mejorarán la calidad de vida de nuestro
municipio.
Por nuestro DIARIO DEL SUR –leído desde mi
territorio libre de Nod, y que en buena hora volvió a publicarse en internet-,
me he percatado de que hoy por hoy, hemos entendido que el turismo no puede ser
sólo un deber de nuestros funcionarios y de su fugaz paso por la administración
departamental o municipal, sino un deber cívico
, donde se necesitan líderes sin
color político ni pequeñeces ni individualismos para que nuestro pueblo, bien
educado en este punto, sea seducido para el gran logro. Ya hemos empezado esta
visión a largo plazo. Quizá en todo Nariño, pero principalmente en Sandoná,
hemos empezado a pasar desde un turismo que “nos ha tocado vivir” a intentar
otro que se convierta en una industria grande, continua y limpia que nos genere
“divisas” y éstas una mejor calidad de vida. ¿Cómo seguir preparándonos toda la
población –incluidas escuelas y colegios-para llegar, en una primera etapa, a
un turismo regional que nos lleve en una segunda etapa a uno nacional e
internacional, tal cual hoy el Eje Cafetero? 
27.VIII.12
Este es un espacio de opinión destinado a
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pertenecen exclusivamente a los autores que ocupan los espacios destinados a
este fin por el blog Informativo del Guaico y no reflejan la opinión o posición
de este medio digital.

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