Por Nilza Pantoja Ágreda
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Nos resultó inquietante el informe de la Contraloría General de la Nación respecto al nivel de inversión del presupuesto general, que ronda el 9,1%, el más bajo desde el año 2021; sin embargo, el gasto de funcionamiento llegó al 18,2%; esto significa que hasta la fecha gastamos más plata en la contratación de personal que en la ejecución como tal.
Hoy el Gobierno tiene en sus arcas la pendejadita de 99,3 billones, la misma Presidencia cuenta con bajos indicies de ejecución, así como Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio, Agricultura, Deporte y de la Igualdad y Equidad.
Miremos cifras de uno de ellos, por ejemplo este último de la Igualdad, creado en el año 2023, cuenta con aproximadamente 744 nuevos puestos y el único con cinco viceministerios, hasta el mes pasado tenía una ejecución del 0,14% de $1,8 billones, ha pagado un poco más $2.068 millones reflejados en salarios, nómina, viáticos y remuneraciones; lo dicho, gastamos más plata en funcionamiento que en otra cosa.
Temas como por ejemplo el avance del Plan Nacional de Desarrollo, que nos deben preocupar muchísimo a los colombianos; tiene el 23,1% de los indicadores en ceros, casi la cuarta parte y los otros, pues ahí van.
La preocupación se profundiza más cuando analizamos la proyección de ejecución de lo que resta de este Gobierno que termina en el 2026; el cual tendría cerca de 27 meses, tiempo relativamente muy corto para este gobierno, pues miren esto: si contáramos con la plata, el proceso como tal para contratar un proyecto y darle orden de inicio es: la creación del proceso, la viabilidad, el proceso de prepliego, cuyo tiempo es complicado por la cantidad de observaciones y respuestas, que hay que dar; lo mismo el de pliegos, el de adjudicación, legalización y el parto de ejecución.
Pues créanme que solo en los dos primeros pasos, o sea la creación del proceso y la viabilidad he visto proyectos tardarse 24 meses; con esto, el panorama es grave y exige de funcionarios eficientes y eficaces, que es donde estamos aún más graves, pues ni siquiera varios de los programas bandera del Gobierno han arrancado; y súmele a esto la falta de experiencia de muchos funcionarios, la centralización de la toma de decisiones, la alta rotación de altos cargos en entidades claves, que dan como resultado lo que hoy estamos viviendo: La falta de ejecución en la inversión.
Ojalá el conclave de ministros este fin de semana entiendan, por un lado, que una cosa es gastar y otra invertir, que en las regiones se requiere la plata en los proyectos y no en los bolsillos y ojalá el gobierno ajuste tuercas y trabaje más en el territorio que en las redes.
Con todas estas demoras, no sé, me recuerda a un noviecito que tuve hace muchos años y me decía, quiero darte un beso que parezca trámite de Gobierno.
