Visión de mujer
Por Elsy Melo Maya
elsy.ya@hotmail.com

“La burocracia tradicional a la gestión social de una fila en la alcaldía a un taller comunitario. Mi experiencia con la burocracia y la gestión social. Cuando pensamos en la burocracia, imaginamos filas, papeles sin fin y funcionarios mecánicos. Ese modelo organizó al Estado, pero también lo volvió frío y distante. En este semestre, al estudiar Administración Pública, comprendemos que no basta con teorizar: debemos repensar cómo relacionarnos con la ciudadanía.

¿Cómo pasar de una burocracia rígida a una gestión social que realmente escuche y responda a las necesidades de la gente? Como señaló Max Weber (1922), la burocracia fue creada para dar orden y eficiencia al Estado, pero con el tiempo generó rigidez y distancia. La burocracia tradicional tuvo un mérito: dar reglas claras al Estado. Sin embargo, ese modelo ya no basta. Hoy vivimos en una sociedad dinámica, donde la ciudadanía exige respuestas rápidas y, sobre todo, ser escuchada. La gestión social surge como una oportunidad para renovar la relación entre Estado y comunidad. No se trata de eliminar la organización, sino de abrir paso a una participación real.

Cuando hice un trámite en la alcaldía encontré largas filas y funcionarios que seguían un protocolo sin explicar nada. Fue una experiencia frustrante que mostró lo distante que puede ser el Estado. Tiempo después, en un taller comunitario sobre proyectos juveniles, sí nos escucharon y participamos activamente. Esa diferencia me hizo valorar la gestión social como una forma real de inclusión ciudadana.

Como estudiantes, creemos que estos cambios dependen solo de los políticos, pero la transformación empieza desde nuestra formación. En el aula, cuando debatimos o proponemos ideas, ya practicamos esa gestión social: escucharnos, reconocer diferencias y buscar consensos. Eso también es construir ciudadanía. A la luz de mi experiencia, comprendí que la estructura del Estado me mostró más que trámites: me reveló la distancia que aún existe con la ciudadanía. Haber sentido esa frialdad y, en contraste, la cercanía de un espacio comunitario me convenció de que la verdadera transformación depende de escuchar y dialogar. No se trata únicamente de modernizar estructuras, sino de darle alma humana a lo público. Nuestra generación tiene la responsabilidad de construir una administración menos rígida, más abierta y comprometida con la vida de las personas. Si vemos la gestión social como una forma cotidiana de ejercer ciudadanía, podremos transformar la manera como entendemos y practicamos lo público”. (Jorge Miguel Gómez Betancourt, Estudiante Primer Semestre, ESAP – Territorial Nariño – Alto Putumayo)
Octubre 6 de 2025

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