El baño milagroso: una historia de fe y recuperación

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Por Ligia Ágreda Arcos

Una señora, dirigiéndose al trabajo, a la Escuela de Belén, al oriente de Sandoná, sufrió una caída, cuando tenía ocho meses de embarazo. Cuando el niño nació, tenía una mancha oscura en la espalda, a la altura de la cintura.

Estaba próximo a cumplir tres años y el niño ni siquiera podía sentarse. Había que apoyarlo de alguna manera para que él pudiera sostenerse en esta posición. El concepto médico sugería que había que esperar un tiempo más, para decidir acerca de su tratamiento.

El niño con sus hermanas

En compañía de sus padres, hermanas y abuelos paternos, hicieron una peregrinación al Santuario de Nuestra Señora de las Lajas, por tres días. Como no había hospedajes, había que pasar las noches, sobre tendidos dispuestos en el suelo.

En el segundo día, muy de mañana, en medio de un frío muy intenso, la mamá, angustiosamente, pero con mucha fe y devoción, bañó al niño con el agua que brotaba por las rocas de la margen izquierda, donde está la virgen.


Ya en horas de la noche, las hermanitas alegremente cantaban y bailaban con canciones que habían sido interpretadas por Ángela y Consuelo, artistas colombianas de aquella época.

Mientras tanto, el niño estaba apoyado en el cuerpo de su abuelita. En un momento inesperado, ella expresó: “Calladitos, no hagan bulla, no vayan a asustar al niño”, quien se soltó de la abuelita, se inclinó hacia adelante, puso las manos en el suelo y empezó a gatear. Se agarró de los vestidos de las niñas, se puso de pie y empezó a moverse y caminar, en medio de la sorpresa, la emoción y la admiración de todos. Solamente la mamá no se percató de este acontecimiento, porque ella todo el día padeció de un intenso dolor de cabeza. Creía que lo que estaba ocurriendo era algo irreal.

De regreso a casa, la sorpresa fue para el resto de la familia, quienes vieron entrar caminando al niño, sin ningún apoyo. Es de anotar que nunca se requirió de atención médica.

El niño caminando por el parque de Sandoná

Este acontecimiento tiene merecimientos para compartirlos con todos, especialmente ahora que celebramos el mes dedicado a Nuestra Madre, la Virgen María.

Somos fieles y gratos a ella, por su misericordiosa intercesión ante Dios, para que Él, con su voluntad y su amor, satisfaga siempre nuestras necesidades para nuestro bien y el de toda la humanidad.

Ese niño es nuestro hijo Silvio Jesús Castillo Agreda.

Armenia, mayo 21 de 2023

Foto principal: Hermanas Franciscanas
Fotos interiores: Ligia Ágreda Arcos

Author: Admin

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