Entre gustos…

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Yuyay
Por Alejandro Rosero Montenegro
Facebook: alejandro.rosero2

En estos días, en medio de un momento descanso, es fácil caer en la tentación de mirar un video en las redes sociales, a veces comienzan con información que puede interesarte y continuar con cosas menos relevantes y que hasta entretienen. Así me pasó el domingo, pasando el dedo por la pantalla aparecieron dos publicaciones que de verdad me pusieron a meditar.

Primero un video en el que un tal Bad Bunny, según algunos portales el mejor cantante de la actualidad, en un escenario vestido como si se fuera a un asado en la terraza de su casa, responde a un elegante presentador chileno que le pide improvisar algo para sus seguidores y el ‘artista’ empieza a balbucear una cantidad de palabras que apenas y se entienden. Lo preocupante es que en el auditorio un grupo de seguidores del seudo cantante gritan como si entendieran lo que el señor ganador de varios Grammy acaba de dejar salir de su boca. (Qué decente estuve en estas palabras)

Pero tres videos después, me apareció Adele, la Británica cantante e intérprete de varios instrumentos que me sumergió, a través de una de sus canciones, en un mundo de maravilla musical. El algoritmo informático me llevó a un nuevo video, en éste el protagonista es el cantante Español Raphael, que en sus años de juventud nos regaló una versión de Mi gran Noche, en un escenario espectacular, impecablemente vestido y con una orquesta en vivo, esa voz y la interpretación son un regalo para los oídos.

Entiendo, claro, que el fenómeno actual obedece a la modernidad, que se sacrifican a los grandes músicos y grandes voces por un mezclador de sonidos y un mal cantante que tiene el dinero para producir canciones con letras de poco contenido y cero romanticismo, pero que amparado en la ‘viralidad’ de las redes se llena los bolsillos tras las reproducciones en las plataformas digitales. El negocio ha cambiado y, desafortunadamente, parece que el gusto también.

Seguro se me vendrán encima quienes me consideren chapado a la antigua o cosa por el estilo, pero no hay forma alguna de comparar la música de los años anteriores con lo que hoy invade nuestros dispositivos. ¿Dónde quedan el Rock, el pop de artistas como Michael Jackson o Madonna, la salsa que desde Latinoamérica nos hace diferentes, las baladas que enamoraron a nuestros padres y abuelos y que aún hoy suenan por ahí en los miércoles de plancha, donde varios jóvenes son los que más asisten y, donde quedará la magia del bolero que desde Cuba, México y Colombia nos regalaron canciones inmortales?

Me declaro melómano, amante de la buena música, puedo pasar por los ritmos que mencioné anteriormente y por aquellos que se cruzaron en las diferentes etapas de nuestras vidas, la música protesta, la música Andina, la música de tríos y hasta las rancheras y ¿cómo dejar de lado al Rock en Español que me transformó la adolescencia? Sin duda hay mucho por escuchar recordando los años anteriores, no me cierro a nada, pero creo que falta muuuuuucho para que me deje seducir por las incoherencias, insultos y balbuceos de los músicos de la modernidad.

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Author: Admin

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