Guantes, tapabocas y solidaridad

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Visión de mujer
Por Elsy Melo Maya
elsy.ya@hotmail.com

Celebrando el esfuerzo que la Casa Editorial ha decido realizar, con el propósito de que la versión impresa del DIARIO DEL SUR vuelva a circular, quiero aprovechar este espacio para compartir vivencias y reflexiones sobre lo que ha hecho el COVID 19 en esta primera etapa. Y no podría ser de otra manera, cuando hemos tenido la oportunidad y la gran experiencia de enfrentar como todos el aislamiento social recomendado, pero a la vez, el cumplimiento de obligaciones impostergables con la sociedad más vulnerable, y a la cual debe el Estado apoyar de la mejor forma, no solo en relación a la prevención del contagio sino de manera integral.

Si bien esta temporada ha suscitado marcados sentimientos de temor, angustia, ansiedad y depresión, entre otros, prefiero resaltar la solidaridad de tanta personas, que sin el interés de reconocimiento alguno, han brindado su apoyado a familias que innegablemente requieren de ayuda para poder sobrevivir el día a día, en medio de las restricciones y la falta de oportunidades de trabajo, consecuencias propias, de las medidas establecidas para tratar de preservar la vida de las comunidades en general.

Igualmente se han hecho reconocimientos a personas y profesiones, cuyas labores tal vez pasaban inadvertidas en el desenvolvimiento de una vida normal, pero que ante la evidencia de una pandemia como la que estamos viviendo, han salido a flote sus condiciones especiales de siempre, en la inmensa mayoría: su dedicación, compromiso, responsabilidad, sensibilidad y valentía indiscutibles. Obviamente hago referencia sin distinción alguna, a todo el personal que labora en las entidades prestadoras de salud. Y en este caso concreto, debo sumarme al reclamo generalizado que este reconocimiento ha propiciado entre todo el personal del sector, cuando manifiestan que no tienen interés en que se los catalogue como héroes, ni necesitan de los aplausos para cumplir con un deber y honrar el juramento hipocrático, pero que si tienen derecho a exigir unas mínimas condiciones de bioseguridad y a que se les cancele oportunamente la contraprestación a sus servicios.

Lo he manifestado en otros escenarios y lo ratifico hoy, que al menos esta pandemia, ha servido para poner en evidencia, temas como las elevadas deudas que determinadas EPS’s mantienen con las IPS’s, causándoles serias dificultades en su funcionamiento y tenerlas al borde de un cierre o liquidación. Ojalá que el interés demostrado por los organismos del orden nacional, responsables de su control y vigilancia, persista hasta que las deudoras morosas dejen de lado sus acostumbradas maniobras dilatorias y cancelen sus obligaciones, para bien de los trabajadores de la salud y el bienestar de la sociedad, que hoy más que nunca los reclama y necesita.

Abril 28 de 2020

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