Impuesto vehicular: ¡despelote y calvario!

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Desde Nod

Por Alejandro García
Gómez.
pakahuay@gmail.com
El escandaloso y
despelotado impuesto vehicular tuvieron que “patrasiarlo”.
Las fundadas
críticas llevaron a la terca señora minTransporte quien, el jueves 11.II.16
debió salir a dar la explicación del por qué la “patrasiada”, por Blue radio.
Ni la mesa de los periodistas ni nadie la entendieron, porque ella misma parece
no comprender ni el antes ni el después de su arrogante locura creativa. “¿Qué
pasará con los buenos ciudadanos que ya pagaron?”, se le preguntó. “Deben
tramitar su devolución” (¡Jua!). Da toda la impresión de que no sabe lo que
hizo. “¡Padre, perdónala!”.

En los telenoticieros
han salido a afirmar que sólo han subido el costo de su impuesto aquellos
vehículos de alta y media gama. No es así: todos han visto que sus gravámenes
se han trepado, porque allá -en Mintransportes- subieron el avalúo
. A todos.
Ej. concreto, un automotor de baja gama que, el año anterior, se encontraba
avaluado en $24.800.000,oo, hoy –un año más “viejo”- lo tiene en $25.400.000,oo
y, esa alza le ha representado un aumento de $51.220,oo, o sea, el 16,1% sobre
el pago anterior. Miles de colombianos (millones) tienen historias peores. Que
no nos vengan a echar cuentos: el gobierno está tratando de “alcabalear” contra
el hueco fiscal “mermelado”, a como dé lugar.
Pero hay algo que no
se sabe si es peor: la humillación que deben sufrir los contribuyentes que se
acerquen a ese pago. Un área metropolitana de alrededor de tres millones de
habitantes y miles de usuarios, está centralizada en una sola oficina.
Llega
usted a las 7:30 am (hora de apertura del Nicho -oficina del Tránsito-) y ya
hay una fila de decenas de contribuyentes. Espera una y media (si está de
buenas) o dos o más horas y puede entrar al Nicho a solicitar un ficho para su
turno. Si sigue de buenas, lo consigue para después de una o dos horas. Después
de ese tiempo, usted estará frente a un funcionario que “sí” sabrá cómo
liquidarle, si sigue de buenas. Saldrá orejimocho con el aumento, pero al menos
se lo han liquidado y sólo le quedará hacer la fila del banco para pagar y, si
sigue de buenas, esa ventanilla aún no se habrá cerrado.
Si está de malas: al
esperar las dos o más horas de la fila de afuera, y llegar frente a la taquilla
de los turnos (ficho), encontrará con que “su vehículo no aparece en las tablas
del Ministerio”
. Qué hago entonces, señorita. Debe ir donde su concesionario a
solicitarle estos y estos documentos. Con eso viene y lo atendemos. Pero yo no
compré a concesionario sino a un particular, señorita. Debe entonces ir donde
un concesionario que venda esa marca y que le llene los documentos que se le
piden. Pero… No hay pero que valga, señor. Y sale el acongojado contribuyente.
Si pasó la primera, lo mismo le puede suceder en las taquillas “liquidadoras”,
después “del doble turno”. No aparece, señor. ¿Qué hago entonces, señorita?
Debe ir donde su concesionario… etc. etc.
Por estrene de
gobernantes, se ven caras nuevas en las taquillas. Vacilan y se percibe que
tampoco saben. A las 12:00 m queda la mitad del personal, igual que a la hora
el recambio. Pero los “tramitadores” entran y salen del Nicho como Pedro por su
casa, entre la sonrisa de porteros y taquilleros y el policía, ante la
respetuosa fila del resto
.

Nota de previsión o advertencia.- Lo ocurrido el 10.II.16 en el
Transmilenio de Bogotá debería ser tomado con la debida seriedad por la señora
Claudia Restrepo, Gerente del Metro de Medellín
. Estoy seguro de que ni ella ni
sus allegados cercanos deben tomar –a diario- este transporte en las horas
pico. Las de la tarde-noche son terribles, pero los usuarios -llenos de
paciencia- optan o por esperar o por tomar otro tipo de transporte. En la
mañana no, porque todos van hacia su trabajo. Incrementar la frecuencia de los
trenes, por ahora es la única medida más práctica, antes que solicitar paciencia
u “orden y filitas” mientras llegan los pedidos. Estamos a tiempo, señora
Restrepo. 11.II.16

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