invitación de un sandoneño que se cruzó por el lugar donde vivía allá en el
municipio de Tangua, o quizá salió de su tierra natal con el deseo de encontrar
un nuevo rumbo en Sandoná, conocida por aquella época como la ciudad musical, acogedora
y progresista.
fue la señora Mélida Narváez, quien casualmente falleció hace quince días, y ella lo alojó en
su casa de habitación ubicada frente a la “Pila de agua” de la plaza de mercado
en el barrio Cafetero y con su trabajo en variados oficios se ganó su sustento
y el techo en este primer hogar por varios años.
Foto: Mario Andrés Castillo |
Luego se trasladó a la casa del maestro Javier
Pantoja en donde continuó con sus tareas, entre ellas las de moler la yuca para
hacer los pasteles y de igual manera trabajaba paliando los patios de las casas
en las calles destapadas de la ciudad de Sandoná de la década de los 70s.
en el barrio Hernando Gómez, Lucianito llegó hace 30 años y en este lugar
encontró el cariño de una familia numerosa orientada por el señor Ignacio
Fajardo Rojas y la señora Mary López, quienes lo acogieron y le brindaron sus
atenciones hasta el momento de su muerte ocurrida este martes 7 de julio.
Lucianito conversaba con Raulito Fajardo Rojas (QEPD) quien era el encargado de
contarle los cuentos y los chistes que hacían reír al primero y contagiaban de
alegría a todos los integrantes de la familia recuerda Don Ignacio.
sentimiento de gratitud a la familia Fajardo Rojas por haberle brindado hospedaje durante tres décadas y de
igual manera a las dos primeras familias sandoneñas que lo recibieron en esta localidad y le
permitieron continuar con su proyecto de vida, pero al mismo tiempo afloran los
sentimientos de tristeza por la partida de un ser humano que se ganó la voluntad de la
comunidad por su carisma, amabilidad y sonrisa.
sus honras fúnebres con la eucaristía celebrada por el padre Emiro Libardo
Enríquez en la basílica Nuestra Señora del Rosario y posteriormente al
cementerio parroquial en donde se le dio cristiana sepultura.
Foto: Daniela Chamorro Fajardo |
Alberto Melo Portillo resumió el cariño de los
sandoneños por este ser humano: “La sonrisa a flor de piel, esa felicidad que
tanto nos cuesta, nos la enseñó Lucianito. Su carisma, buena honda y nobleza en
su mirada, nos recuerda que es posible un mejor mundo más humano y menos
opulento. Le hice una fotico con mi hija Lucianita para tenerlos y
orgullosamente llevo este bello nombre en mis notas de Manzanas Verdes. Termina
pues el recorrido de un pedacito de nuestro Guaico. A estos seres humanos la
gente los acompaña más en estos momentos de los adioses.”
Fajardo Rojas pronunció estas palabras de despedida: “Agradecimiento especial al padre Emiro, a la administración municipal,
a mi barrio Hernando Gómez y pueblo en general, por su solidaridad.”
hoy partes al cielo a encontrarte con mi hermano Raulito, con quien convivieron
muchos años, disfrutando de sus cuentos, chistes y sonrisas.”
padre al convivir treinta años contigo, hoy te entrego ante el señor que es el
dueño de la vida. No te digo adiós, sino hasta luego. Te recordaremos siempre
por tu trabajo, tus sonrisas de acuerdo a tu estatura.”
ese más allá que llaman cielo, donde formarás parte del coro celestial con
todos los ángeles. Que te vaya bien, descansa en paz.”
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