Manzanas verdes
Espacio por la convivencia y la cultura ciudadana
Por: lucca
lucio-melo@hotmail.com
Hablar de la palabra no solo nos remite al lenguaje en su concepto y significado etimológico. La palabra como principio fundamental de entendimiento, nos remite al valor que representa como bien moral del ser, esencia de lo que somos, decimos y pensamos, por tanto lejana de lo simple, lo vano y cotidiano; la palabra se convierte en verdadero patrimonio e identidad del individuo que lo expone y lo muestra cómo ser activo, pensante, racional, responsable de sus actos, pues es en la palabra donde se empeña lo más preciado del ser humano: la dignidad. Para la sociedad ella significa y acerca a la tolerancia como resultado del ejercicio del dialogo permanente, pensante, dueña del intelecto, razones que conllevan a reconocer, recuperar y valorar su significancia.
Recuperar el valor de la palabra exige profundas reflexiones acerca de lo que significó en tiempos pasados y lo que hoy representa en las sociedades contemporáneas, modernas y tecnológicas abocadas al consumismo desmedido en el afán sin sentido de encontrar reconocimiento más que felicidad y aceptación verdadera, llevándonos a imaginar que nuestra modernidad va en picada frente al valor real de lo que debería tener, ser y pensar.
Nos hemos convertido en presas del engaño y la mentira por parte de grandes monopolios de la información, dueños de la pauta y de posverdades, quienes valiéndose de su poder económico, imparten verdades a su acomodo, guardan y reservan a conveniencia lo que se debería profundizar, ahondar y desglosar.
Nuestra información fraccionada y mal llamada light no es más que mezquindad, complot y alcahuetería, porque lo light es saludable, sana y previene. Lo ligero y somero aquí, hablando en términos de objetividad y veracidad es más que nocivo, es denigrante y ejerce violencia y desesperanza, es la violencia que se ejerce desde esa otra forma de herir: con la palabra.
En si la verdad, la dignidad y el derecho a la información son valores que hoy más que nunca necesitan recuperarse, ser recuperados, que la palabra no sea sólo parte del recuerdo, evocadora de tiempos pasados; que ella sea más bien el hilo conductor de transformaciones.
