Por Jesús Alberto Cabrera Zambrano
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Tomando como marco de referencia la reciente visita a Pasto, del Ministro de Transporte de Colombia (Willian Camargo Triana), quién expresó que los recursos para la vía Pasto-Popayán no estaban asegurados, así como las desafortunadas declaraciones de un “distraído” representante de Nariño, cuyo nombre es mejor olvidar; quiero en esta nota exponer cuál es la importancia de terminar la Doble Calzada entre Rumichaca y Popayán en la cual se incluya la variante Timbío – El Estanquillo y la terminación del tramo entre San Juan (Ipiales) y Rumichaca; puesto que esta obra no solo es para Nariño y el Cauca, sino IMPORTANTE para Colombia y sus “sueños” de competitividad, así como su compromiso con la conectividad del continente Americano.
Para “dimensionar” la importancia de esta vía, es bueno recordar qué “la Panamericana”, es un sistema de carreteras que se extiende por todo el territorio Americano, uniendo por tierra a varios países; va desde Punta Arenas (Chile) y termina en el Norte en la población de Prudhoe Bay (Alaska-Estados Unidos); este corredor vial atraviesa varios países de este continente; en esencia es un ambicioso proyecto de integración que conecta gran parte los países de sur, centro y norte América, contribuyendo así el efectivo intercambio comercial, turístico y al desarrollo socioeconómico de los territorios por donde pasa y tiene una extensión de 17.968 kilómetros de longitud.
La Carretera Panamericana en Colombia termina en el tapón del Darién, en la frontera entre Panamá y Colombia, en un sitio conocido como Lomas Aisladas, en el municipio de Chigorodó (Antioquia), lugar en el cual se interrumpe la continuidad entre los dos países. En Panamá, la vía se reinicia en Yaviza. Este corredor vial ingresa a Colombia desde el sur por el Puente Internacional de Rumichaca, pasa por las siguientes ciudades importantes: Ipiales, Funes, Imues, Tangua, Pasto, El Bordo, Timbío, Popayán, Santander de Quilichao, Puerto Tejada, Yumbo, Palmira, Cali, Buga, Tuluá, Riosucio, Salamina, Fredonia, Medellín, Frontino, Dabeiba y Chigorodo. Integrando a los departamentos de Antioquia, Valle, Cauca y Nariño, el eje “cafetero” (Quindío, Caldas y Risaralda) y la zona centro conformada por los departamentos de Huila, Tolima, Cundinamarca y Boyacá y por supuesto la capital Bogotá D.C.
En esencia, entonces, esta ruta es fundamental para la integración logística de Colombia, ya que nos conecta con el resto del continente, convirtiéndose en la arteria más importante que tiene el país desde y hacia el Ecuador y al sur del continente y por supuesto hacia el norte por vía terrestre. En cuanto al flujo de personas y mercancías, la “Panamericana” es crucial para el transporte de carga en Colombia. A manera de ejemplo podemos mencionar que: “en el periodo de enero a noviembre de 2022, se movilizaron por esta zona 1,62 millones de toneladas de maíz, 2,38 millones de toneladas de azúcar, 2 millones de toneladas de trigo, 1,60 millones de galones de gasóleo, 814.357 de galones de aceite de soya y 1,91 millones de galones de combustible”.
En este contexto es vital dimensionar las enormes perdidas económicas y sociales que se han causado para Colombia y por supuesto para su “sufrido sur”, como fruto de todas las interrupciones y bloqueos en la vía, ya sea por problemas geológicos, deslizamientos o por las tomas indígenas y campesinos en el sur del Cauca; es importante mencionar que cualquier bloqueo en esta carretera tienen un inmenso impacto en la economía de Colombia y su región sur; ya que de forma inmediata se suben los costos del flete de transporte, afectando así el precio final de los productos que se tranzan en su territorio.
La Panamericana que es un símbolo de integración, de unidad y la promesa de progreso compartido de Colombia con los países de América, cuando esta llega al sur del Cauca y Nariño, esa promesa se desvanece ante la realidad de una carretera que dista mucho de ser un símbolo de integración y desarrollo, ya que lo que debería ser un tramo amplio y robusto de la “Panamericana”, se convierte en una vía de segunda categoría, que apenas sostiene dos carriles, por donde a diario pasan miles de tractomulas, camiones, buses y automóviles; en consecuencia este tramo (Pasto-Popayán es una “vergüenza nacional”, ya que se torna en un cuello de botella que estrangula la competitividad de todo un país.
Insistimos, es “necesario comprender”, que la terminación de la doble Calzada (Pasto-Popayán) incluyendo la variante Timbío – el Estanquillo, así como la terminación del sector San Juan-Rumichaca, no son inversiones para Nariño y el Cauca, sino una NECESIDAD ESTRATÉGICA para toda Colombia, ya que la competitividad de una nación se mide por la calidad de su infraestructura y la Vía Panamericana es el eje principal para lograr este objetivo. En consecuencia de lo expuesto, le solicito a la dirigencia de Nariño, encabezada por el comité gremial y empresarial que lidera la Cámara de Comercio de Pasto, para que en unión de todos los “legisladores” regionales y los Gobernadores de Nariño y Cauca inicien un proceso serio y sistemático, para que el gobierno nacional “entienda y reconozca”, la urgencia de esta OBRA NACIONAL.
Para fortalecer este frente regional, se deberá buscar el apoyo de líderes, empresarios y legisladores de otras regiones como el Valle del Cauca, Caldas, Quindío, Risaralda, Antioquia, Huila, Tolima, Cundinamarca y Boyacá para darle la importancia que la obra tiene, esto es “que es una necesidad nacional”; ya que estos territorios también son afectados por las constantes interrupciones de este tramo del corredor Panamericano. En consecuencia, se le debe exigir al Gobierno Nacional que cumpla sus promesas de campaña y lo que está expuesto en el PLAN NACIONAL DE DESARROLLO 2022-2026 (Colombia, Potencia Mundial de la Vida) en donde se expone en las páginas (511 y 555) que: “La Construcción de doble calzada Pasto-Popayán está definido como PROYECTO ESTRATÉGICO tanto para el Cauca como para Nariño.
Imágenes: Jesús Alberto Cabrera Zambrano
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