Entre vivos y muertos

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Visión de mujer
Por Elsy Melo Maya
elsy.ya@hotmail.com

Día de Muertos en algunos de los países del mundo es una fecha especial, pero en México es tan importante como la celebración del día de la Independencia. En este país la historia se remonta antes de la llegada, o mejor, de la invasión de los españoles. Era una celebración común a todas las culturas de Mesoamérica que tenían un concepto y una vivencia parecidos, sobre la muerte y su significado. En estas culturas el destino de los muertos, estaba marcado por la forma de vida de quienes fallecían. Con la invasión de los españoles, la fiesta se hizo mestiza y sumó nuevos elementos y un significado católico, que como en toda nuestra América, sirvió para la colonización, tomando la religión como mecanismo de dominación. La cruz de flores, es el más significativo de estos elementos.

La celebración se inicia la noche del 31 de octubre cuando se encienden las primeras veladoras para recibir a los muertos chiquitos, o sea a los niños. La noche del 1 al 2 de noviembre, la ofrenda alcanza su máximo esplendor. Es el Día de los Fieles Difuntos. Se elaboran altares con las fotografías de los seres amados que se fueron y se les coloca bebidas y alimentos, aquellas que más les gustaban en vida. Al terminar la celebración, se degustan todos los platillos y bebidas de la ofrenda.

Pero hay otros protagonistas: los muertos y los dioses, son los primeros personajes de estos días desde tiempos prehispánicos. Es común ver al perro -los aztecas conocían a los xoloitzcuintle- que según la tradición, ayuda a los muertos en el Mictlán (lugar de los muertos) a encontrar el camino hacia su destino final. A principios del siglo XX se añadió la ya famosa mundialmente Catrina, la calavera creada por el grabador José Guadalupe Posada, que vestida de varias formas, representa una visión satírica y a la vez de devoción hacia la muerte.

Pero esta bella historia sobre los muertos, nos invita también a reflexionar y a reconocer que los seres humanos somos bastante extraños: en ocasiones y durante años, nos quedamos sin dirigirle la palabra a otra persona aún viva, pero si le llevamos ramos de flores a los muertos; no se tiene tiempo para visitar a un vivo y nos llenamos de excusas para no hacerlo, y cuando muere hasta le hacemos un homenaje; cuando está vivo no lo llamamos, ni abrazamos, ni le decimos lo importante que es para nosotros, pero cuando muere, nos lamentamos, lloramos, abrazamos el ataúd y hasta pedimos perdón, y a veces la inexorable muerte nos rebasa sin haber disfrutado de la vida con nuestros seres queridos.

Por eso “vive intensamente, perdona rápido, agradece lento, viaja, sonríe, búrlate de ti mismo, que la línea más importante de tu vida, sea la de tu sonrisa y entre más curva, mejor.”

Noviembre 16 de 2020

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