Necesitamos jóvenes problemáticos: Jesús Martín Barbero

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Foto: elespectador.com
Tomado de
Con casi 80
años, el académico es contundente en criticar las políticas educativas del
gobierno de Juan Manuel Santos
y en aseverar que no aportan a la paz ni
reflejan las necesidades de los jóvenes. Tal y como, según él, pasa con las
escuelas.
Jesús Martín
Barbero recuerda el momento, en los años 60, en el que Manuel Marulanda Vélez,
más conocido como ‘Tirofijo’, declaró que Marquetalia, Riochiquito y El Pato
Guayabero como zonas libres de América
. Se encontraba en la Universidad Nacional
y el furor revolucionario hacía parte de la vida estudiantil.
Desde aquella
época, Martín se ha dedicado a estudiar las transformaciones culturales y es
testigo de los cambios que ha habido en Colombia. En Cali fundó el Departamento
de Comunicaciones de la Universidad del Valle, en donde trabajó de la mano con
referentes de la cultura caleña como el escritor Andrés Caicedo y el cineasta
Carlos Mayolo
. “Yo me enamoré de la gente joven de Cali”, cuenta. Sin embargo,
de esa ciudad tuvo que salir en 1996 porque las presiones del Cartel del Norte
del Valle se cernían sobre la universidad.
Martín no es
políticamente correcto. Asevera que en Colombia “hay escuelitas para formar
periodistas, pero les falta mucho país”
. Ha criticado las posturas de la
izquierda frente a la cultura y cuenta que tuvo problemas con gobiernos del
siglo XX “por pensar con mi propia cabeza”, dice. Además, entre el 2000 y el
2003 se tuvo que exiliar en México. 
Su producción
ha girado en torno a dos temas: la juventud y la cultura
. Sus libros son
consultados en las facultades de periodismo y de trabajo social en todo el
país. Al filo de cumplir 80 años, está por publicar un nuevo libro sobre la
juventud.
Ese nuevo texto
que estaría listo en abril de 2017 verá la luz en un momento en el que la
juventud ha empezado a reclamar espacios en la construcción de paz
. Esto, luego
de que se conocieron los resultados del plebiscito para refrendar el Acuerdo de
La Habana entre el Gobierno y la guerrilla de las Farc.
Los jóvenes han
empezado a tomarse las calles de varias ciudades del país pidiendo que su
consigna de paz no se fuera al traste debido a la victoria del No
. Desde ese
momento, han pedido celeridad en el cumplimiento del acuerdo al que llegaron el
Gobierno y la guerrilla. A su vez, se han reunido en la Plaza de Bolívar de
Bogotá para exigir que el proceso de diálogo con el ELN arranque cuanto antes.
Jesús Martín
Barbero camina pausadamente pero su tono es vivaz. “Cuando uno está viejo, regular es lo mejor
que se puede estar”, bromea. Este español llegó a Colombia en 1963, se fue en
el 68, y regresó en el 72
. Volvió a buscar a la mujer que sería su esposa y con
quien echó raíces y tuvo dos hijos.  
En esta
entrevista habla sobre lo que el país tiene que cambiar para que “la paz”
dialogue con los jóvenes
.
¿Cómo siente
usted que las universidades están preparando a los jóvenes para este momento
histórico donde se empieza a hablar incluso de posconflicto?
La verdad es
que los jóvenes no son una referencia para las universidades, son alumnos. La
palabra alumno está por encima de niño, adolescente y joven. Pidiéndole perdón
a Gina Parody, ella no se ha enterado de eso. En sus pretendidas reformas no se
ha enterado de lo que son las escuelas. Los maestros que no son capaces de
entender ni a los niños, menos a los adolescentes y menos a los jóvenes
. Hay un
desconocimiento muy fuerte de lo que está pasando en el mundo joven. Hay un
montón de clichés religiosos y psicológicos que vienen muy bien para calmar la
consciencia de los papás y de los maestros.
La clase media
en Colombia apenas acaba de subir y tiene mucho miedo de bajar, entonces le
apuesta a que sus hijos, con el mayor amor del mundo, salten y puedan llegar
más lejos que ellos. La obsesión es el éxito social. Allí hay una trampa que se
le está haciendo al país
.
Hay una cierta
mala consciencia de que el país no está entendiendo a sus jóvenes y por eso se
ha venido toda esta vaina educativa, pero lastrada por esta huevonada de Pisa.
No saben qué es Pisa ¡Es una empresa privada, no es pública! Depende de un
conglomerado de empresas privadas. Hay un documento contra Pisa de cientos de
investigadores europeos y gringos, pero en este país nadie lo ha leído.
¿Cómo salir de
esas trampas para hacer de los jóvenes un sector social que impulse la construcción
de paz?
El lugar clave
para eso es la escuela, el sistema educativo. Por eso yo soy muy duro en mi
crítica porque las dos primeras ministras que tuvo Juan Manuel Santos no tenían
nada que ver con la educación y la última es una señora que ha trabajado la
mitad de su vida en el Ejército, que es de lo más retrogrado y de lo más
inculto que haya habido
.
Las claves para
entender el mundo de los jóvenes son la escuela y los cambios de costumbres
. No
estoy diciendo que los maestros no quieren entender a los jóvenes, el tema es
que ellos no están ahí para entenderlos, están para hacer lo que dicta el
Estado.
En este momento
estoy trabajando con un pequeño grupo de la Secretaría de Educación de Bogotá
en formación de maestros, eso es cambiarles el chip. Por más de que el sistema
de Estado haga los programas, ellos tienen que asumir la transformación de esos
programas para que realmente sirva a la vida de los niños y de los jóvenes como
sujetos humanos
. Eso significa que tienen vida propia, que hay cosas que les
gustan y cosas que les revientan.
¿En Colombia
se ha dejado de lado a los jóvenes como sujetos?
La prueba que
tengo que en este país no se forman sujetos es que la gente no aprende a
escribir, aprende a hacer tareas, no a escribir, no a contarse, no saben contar
su vida
. Pasan a la universidad y les preguntan de dónde vienen, pero no saben
cómo responder. Sus padres y sus abuelos son eso, la memoria. Un mínimo de
memoria.
Usted ha hecho
un llamado a poner el presente de los jóvenes en historia. Estamos en un
momento histórico en el que necesitamos empezar a construir memoria ¿Cómo
aterrizar el llamado que usted hace a esa construcción de memoria que estamos
por empezar?
Ese es uno de
los temas más importantes de mi vida. Yo nací con una España que estaba en
guerra y viví las transformaciones de la memoria. Es decir, qué se recordaba
antes de la guerra y qué se podía recordar después
, porque tuvimos 50 años de
franquismo.
Foto: elespectador.com

Los
historiadores estudian historia de atrás para adelante, los niños, los
adolescentes y los jóvenes la estudian a partir de su presente. Para que la
historia se convierta en memoria de los muchachos hay que partir de su
presente
. Hay que poner el presente en historia, eso nunca lo ha hecho la
escuela.

Los profesores
tendrían que escribir sobre la memoria de los niños. Ahí vamos a empezar a
saber para dónde vamos. Si fuéramos capaces de empezar las clases diciendo de
dónde vengo yo, de dónde vienes tú. Poner eso en común es transformar un montón
de alumnos en una escuela de aprendizaje mutuo. Lo que tú eres es el resultado de unas culturas, de unas memorias.
Existe mucho
miedo de mostrarles a los niños y a los adolescentes las atrocidades que se han
cometido en el país ¿Cuál es su opinión frente a eso?
Yo pienso que
no es solo miedo, es no entender qué es un país. Un país es una historia en
común y esa historia tiene un montón de relatos. Yo descubrí que contar es la
palabra más importante del castellano y de todos los idiomas
. Contar significa
contar cuentos, saber narrar, saber contar. Segundo, contar es tener en cuenta
o no al otro, eso es vital en las relaciones sociales. Finalmente, hacer
cuentas, contar es contar números.
Hay que
aprender a contar con sus propias palabras. Lo que usted ha vivido no lo puede
contar nadie más
. Hay que aprender a contar su cuento para ser tenidos en
cuenta y también hacer cuentas para la reparación.
¿Usted cree
que en Colombia se ha construido memoria excluyendo a la juventud?
Esa es la
pregunta del millón ¿Qué tienen que ver los jóvenes con la memoria hoy? Primero
con la memoria del país. La memoria del país está, en buena parte, en las
novelas, los cuentos y los relatos
, ahí está y ahí sigue. Gabriel García
Márquez es un memorioso, él ha hecho memoria del país.
No es que este
país no tenga memoria. En términos de relatos, sí ha habido. Pero no en la
gente. Hoy lo que está descubriendo el país es que la gente tiene derecho a
tener memoria y a que esa memoria sea tenida en cuenta para hacer cosas con la
gente
. Que sea con ella, no utilizándola, sino contando con ella, ahí hay un
cambio radical.
¿Qué espacio
tienen ahí los jóvenes?
Yo diría que
primero son sujetos, no solamente un objeto sobre el cual contar cosas. Son los
jóvenes los que tienen que contar su cuento. No lo puede contar nadie por
ellos. No todo tiene que ser escrito, hay muchas maneras de contar ahora
. Yo
por salud mental no estoy en Facebook porque solo con correos electrónicos
tengo. El día que me escribiste tú me escribieron otros seis o siete y a
ninguno lo invité, no sé por qué te invité. La verdad algo leí que me pareció
distinto, pero podías haber caído según el humor que tengo cada mañana cuando
me levanto.
Los jóvenes son
los mediadores entre lo que está pasando en la escuela y lo que está pasando en
la sociedad. Pero la escuela tiene que asumir que los jóvenes son capaces de
contar su memoria, su historia, su familia, su barrio, su país
¿De qué país
habla la gente jóven? ¿Dónde están los que están haciendo libros con relatos de
la gente joven? El lugar donde se podría cocinar eso con sentido es sacándolo
de la palabra tarea. Esto no se hace por tareas ¿dónde la escuela está
desarrollando gente creativa e innovadora? En los países en los que la escuela
no es una sumatoria de tareas, sino de dimensiones de la vida con proyectos.
¿Qué sensación
tuvo cuando después del plebiscito los jóvenes invitaron a marchar y se tomaron
las calles?
Lo lindo, para
mí, es que fueron jóvenes, fueron viejos, fueron indígenas, fueron incluso
enfermos de hospitales que pidieron que los ayudaran. Fue un país en chiquito,
pero enormemente diverso y creativo. Fue realmente un movimiento político en su
más profundo sentido
.
Fue una
sorpresa para todos porque ese país no existía, no se había visto desde hacía
mucho tiempo
. Siento que los jóvenes pusieron la primera piedra y después la
continuidad. Fueron ellos los que sacaron al país a caminar.
Usted dice que
occidente se jodió cuando el juego dejó de ser importante para la educación ¿A
qué se refería con eso?
En un simposio
al que me invitaron en Barcelona coincidí con un sociólogo alemán que a la
mitad de la conferencia se quedó en silencio y gritó: “¿Cuándo se jodió
occidente?” y se respondió: “Cuándo separó el trabajo del juego”
.
Hubo un tiempo
en que el trabajo y el juego estaban juntos y este tenía que ver no sólo con la
producción, sino con la creación que tiene que ver mucho más con el juego que
con otras cosas
. Empezando con que los niños jueguen con su cuerpo ¿Qué pueden
hacer con el cuerpo? Pecados. Nacimos en esa iglecita católica que nos encerró
en unos sustos porque el cuerpo era peligrosísimo, tanto el sexo como la
imaginación eran los enemigos del mundo y de la sociedad.
Occidente
perdió la capacidad de pensar su propio sentido: para dónde va, qué quiere, qué
está haciendo. Donald Trump es un primer punto de llegada de eso que empezamos
a percibir hace mucho tiempo. Se forman gerentes, es decir alguien que sabe
hacer cosas, pero no sabe, es un saber instrumental. No es un saber de cuerpo,
de barrio, de ciudad, de país, no
. Es un saber instrumental así le pongamos
muchos títulos.
Un ejemplo…
Estoy
planteando, que lo que estamos viviendo hoy es una mutación a nivel mundial,
sobre todo en occidente, una mutación cultural. La modernidad fue un tiempo en
el cual la clave era el progreso
. Fue muy bueno porque la modernidad fue la
liberación de muchas cosas: libertad y creatividad. Eso se fue poco a poco.
El fenómeno
joven es estratégico para entender la mutación. Quien está viviendo la mutación
y, de alguna manera, disfrutándola es la gente joven. La mutación tanto en
sentido de transformación de los modos de escribir, de leer y de jugar, de
todo
. Está cambiando el juego, por lo tanto, está cambiado la clave de la vida.
El cuento viene
a esto si queremos entender al mundo de los jóvenes tenemos que pensar en esta
palabrita
, hay una mutación cultural, como si hubiera una mutación genética.
¿Esa mutación
cultual hacia dónde va?
No va para un
solo sitio. Por ejemplo, hoy el vestido es otra cosa. El vestido para la gente
joven es otra cosa distintísima a lo que fue para sus padres y no es que los
jóvenes no tengan vanidad
. El sentido de la moda cambió.
¿Cómo la paz
puede aterrizar en las escuelas?
    
Preguntándoles
a los niños, a los adolescentes y a los jóvenes por el país del que vienen.
Construyendo con ellos sujetos problemáticos y complejos que son los sujetos
verdaderos. La escuela se tiene que conectar con los cambios que piden los
alumnos
y trabajar para construir una imagen de país que tenga que ver con
ellos y que cuente con ellos, todo lo demás va a ser muy pasajero.
Lo que se ha
hecho de bulla con la educación, con las ministricas de Santos, no vamos a
tener memoria para nada. Para que la escuela geste memoria tiene que empezar
por saber de qué estamos hablando porque los maestros en su mayoría piensan que
los que tienen memoria son los mayores
. Ya no hay historia de Colombia en
bachillerato, lo que me parece atroz porque no tienen idea de lo que se ha
hecho en su país. En la mayoría de las casas de este país no hay libros, la
gente joven no se va a enterar de dónde viene y si no se entera de dónde viene
mucho menos va a saber a dónde va.

Nota original:

http://colombia2020.elespectador.com/pedagogia/necesitamos-jovenes-problematicos-jesus-martin-barbero

Author: Admin

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