Visión de mujer
Elsy Melo Maya
elsy.ya@hotmail.com
Tan pronto se conoció la determinación de la Corte Suprema de Justicia, ordenando medida de aseguramiento con detención domiciliaria contra el expresidente Alvaro Uribe, por los presuntos delitos de soborno y manipulación de testigos, saltaron al ruedo por los medios hablados y escritos, quienes por un lado se vanagloriaban del aparente triunfo del bien sobre el mal y también de quienes argumentando el “dolor de patria ” no se hicieron esperar para manifestar su rechazo a la decisión judicial y atribuirla a una persecución política.
No voy a opinar sobre quien pudiera tener la razón. Sigo siendo optimista en pensar que la justicia se aplicará en derecho y frente a las pruebas aportadas, como debe ser para todos los ciudadanos colombianos sin distingo alguno, por ser Colombia un Estado social de Derecho, pese a que no en pocas ocasiones, la corrupción se ha predicado de algunos funcionarios de las altas Cortes y en general de la Rama Judicial, lo cual considero es supremamente grave, toda vez que se supone que son los responsables de brindar las garantías necesarias en todos y cada uno de los procesos que se adelanten.
Pero en cambio, sí estoy de acuerdo con quienes rechazan las actitudes radicales de uno u otro bando, en contra o a favor de lo ocurrido. Si bien el afectado con la medida, fue Presidente de nuestro país y es Senador activo, lo cierto es que la decisión no tiene porqué enrarecer aún más el ambiente de un país que no ha logrado salir de la violencia, a pesar de los esfuerzos y recursos destinados para tal fin y que hoy se debate literalmente entre la vida y la muerte, por culpa de la pandemia.
Cada cual asume la responsabilidad de sus actos y esperamos que los funcionarios actúen en ejercicio de la normatividad legal y no en contravía de la misma, como suele ocurrir. Ahora bien, si se trata de demostrar la simpatía con las ideas de un líder político vigente como lo es el Doctor Uribe, están en su derecho de manifestarlo pero sin mortificar a quienes más bien, prefieren ocuparse de temas que los afectan de manera directa y grave, como la salud, la falta de empleo, las deudas, el cierre de sus locales comerciales, la quiebra de sus negocios y tantas otras preocupaciones válidas y latentes entre las familias colombianas.
No vale la pena la polarización, las ofensas, la discriminación, ni el tratar de convencer al otro de que se tiene la razón. Respeto señoras y señores, es lo que debemos predicar y aplicar, y dejar de vivir fomentando la violencia por culpa del odio y el resentimiento, justificadas bajo el amparo de las supuestas ideas democráticas, así provengan de la izquierda, el centro o la derecha.
Agosto 10 de 2020
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