Nuestras avalanchas

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Yuyay
Por Alejandro Rosero Montenegro
Facebook: alejandro.rosero2

A propósito de la compleja situación que se registra en Pasto desde el 29 de marzo, cuando la quebrada Guachucal tuvo una creciente súbita que arrastra escombros, material vegetal, lodo, piedras y, sobre todo, basuras: surgen varias inquietudes sobre los comportamientos de quienes habitamos en las rondas hídricas en las localidades y municipios.

Pero primero se debe recordar que veníamos de una temporada seca, de la afectación del Fenómeno de El Niño y todas sus consecuencias: verano fuerte, disminución en los cauces de los ríos, amenazas de racionamiento de energía y de agua potable, disminución en la producción agrícola y las consecuentes subidas en los precios y la inflación.

Los pronósticos del IDEAM aseguraron que el verano se extendería hasta la mitad del año y que entonces llegarían las lluvias y una posible presencia del fenómeno de La Niña que, al contrario de lo que ocurre con El Niño, trae aumento en los niveles de las lluvias y consecuencias como inundaciones, movimientos en masa y avalanchas. Pero el agüita llegó antes, pues terminado el mes de marzo las fuertes lluvias empezaron a causar daños en la capital de Nariño.

Pero cuando empezaron la atención de la emergencia tras la acumulación de agua entre los barrios La Minga y Chambú, se pudo establecer que la gran mayoría de los elementos sólidos que causaron esta emergencia corresponden a basuras, colchones, neveras, partes de automóviles, llantas, escombros de construcciones y hasta inodoros, lo que da cuenta de lo poco comprometidos que estamos con nuestro entorno y con la conservación del planeta o con el cuidado de nuestras vidas.

Desde la parte alta, unido a la tierra y los desechos vegetales la basura hizo lo suyo y generó el taponamiento de la estructura que hace algunos años se construyó para tratar de evitar que la quebrada Guachucal cobre la vida de quienes trabajan en el mercado del Potrerillo o se lleve lo poco que en años de trabajo han podido levantar o las viviendas que se construyeron, de manera inadecuada, en la ribera de este afluente.

Estamos recibiendo lo que nosotros mismos creamos, los errores que cometimos traen sus consecuencias y están pasando la factura y no nos queda más que atenernos a las acciones de las autoridades que intentan desde su responsabilidad minimizar los efectos de los fenómenos que se agudizan con cada aguacero.

Hagamos lo que nos corresponde, pongamos nuestro granito de arena en tema de prevención y gestión del riesgo, no arrojemos basura a los cuerpos de agua, saquemos los residuos en el día y la hora que corresponde, limpiemos nuestros techos mientras se pueda y evitemos que los fenómenos naturales terminen convirtiéndose en tragedias que se pudieron evitar.

Este es un espacio de opinión destinado a columnistas, blogueros, comunidades y similares. Las opiniones aquí expresadas pertenecen exclusivamente a los autores que ocupan los espacios destinados a este fin por la página Informativo del Guaico y no reflejan la opinión o posición de este medio digital.

Author: Admin

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