Patología silenciosa

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Visión de mujer
Por Elsy Melo Maya
elsy.ya@hotmail.com

Ante la pérdida de una vida en circunstancias aparentemente inexplicables o sin sentido, lo mínimo que podemos hacer, es interesarnos en tratar de conocer y comprender un poco más allá de lo que miramos a simple vista. Una pregunta, una conversación a tiempo, un pequeño espacio para dialogar, puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte, cuando nos encontramos frente a una persona que se siente como en un túnel sin salida, con emociones encontradas, con sentimientos de impotencia y falta de control sobre determinada situación.

“Alguna vez pensó que un familiar, amigo o conocido suyo ¿podría estar en riesgo de suicidio?, si no lo pensó, es lo normal. Casi nadie lo hace. Tal vez no sepa, que, a nivel mundial, los suicidios se incrementan y son la segunda causa principal de muerte en la población entre los 15 y 29 años de edad.
La realidad es que cuando una persona se suicida, sus familiares, amigos y conocidos, se muestran sorprendidos, no pueden creer “que haya hecho algo así”. Luego, mirando en retrospectiva, tal vez puedan identificar algunas señales que en su momento no supieron reconocer, y quizás hasta un pedido de ayuda al que no supieron responder. También esto es normal. No nos enseñaron como hacerlo.

Gracias a las redes sociales estamos más comunicados que nunca, pero ya no hay ocasión de mirar a alguien a los ojos y decirle lo importante que es para nosotros; gracias a los medios de comunicación estamos cada vez más informados, pero ya no sabemos qué les pasa a nuestros seres queridos. Tendremos que volver a aprender a mirarnos y a escucharnos. Cualquier cambio en la conducta habitual de una persona que no obedezca a causas evidentes, puede ser síntoma de un problema emocional. No solo si se muestra triste o deprimido, también puede verse nervioso, hiperactivo, irritable. Esto no implica necesariamente una crisis emocional ni mucho menos ideación suicida, pero nunca está demás preguntar ¿Qué te está pasando? La persona en cuestión podrá contestar “nada” o inventar una excusa, especialmente los adolescentes son reacios a contar sus problemas, pero en este caso es más importante la pregunta que la respuesta y al menos sabrá que a alguien le importa lo que le está pasando.

Debemos prestar atención a frases como “quisiera desaparecer”, “me quiero ir de viaje y no volver más” o simplemente “estoy cansado de todo esto”. Estas frases son pedidos de ayuda. Quien las dice, necesita ser escuchado. Por ello es importante que sepa que nos importa, que valoramos su vida y que nos preocupa su situación y la forma más simple de hacerlo, es comunicándoselo, con sinceridad, con interés y a través de un verdadero y oportuno acompañamiento.” (Psicólogo Omar Narváez, Esp-Pedagogía Lúdica Educativa).
Mayo 24 de 2021

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