La revista de
la aerolínea Viva Colombia publicó un artículo dedicado a la artesana sandoneña
Juanita Castillo, titulado “Los sombreros de Juanita”, a raíz de su
participación en Expoartesanías 2017.
El señor Olegario Insuasty Arcos, nacido en Sandoná y residente en Medellín, en un reciente viaje entre Bogotá y Medellín se encontró esta revista y con mucha alegría le tomó las fotografías con su celular y nos las compartió por Whatsapp.
Este es el
texto del artículo:
texto del artículo:
Entre el 6 y el
19 de diciembre se realiza Expoartesanías 2017. A propósito del evento, el más
importante, de este tipo en Latinoamérica, te presentamos a Juanita Castillo,
tejedora de sombreros en Sandoná, Nariño.
19 de diciembre se realiza Expoartesanías 2017. A propósito del evento, el más
importante, de este tipo en Latinoamérica, te presentamos a Juanita Castillo,
tejedora de sombreros en Sandoná, Nariño.
Juanita
Castillo es una de los 800 artesanos que participan en Expoartesanias 2017. Es
una experta tejedora de la fibra de palma de iraca con la que se elaboran los
famosos sombreros de Sandoná. Este año, además del sombrero en sus versiones
fino, superfino y extrafino, ofrece contenedores, papeleras, canastos, móviles
de Navidad e individuales, piezas que realizó en el Taller de Artesanías
Juanita, con sus 136 compañeros.
Castillo es una de los 800 artesanos que participan en Expoartesanias 2017. Es
una experta tejedora de la fibra de palma de iraca con la que se elaboran los
famosos sombreros de Sandoná. Este año, además del sombrero en sus versiones
fino, superfino y extrafino, ofrece contenedores, papeleras, canastos, móviles
de Navidad e individuales, piezas que realizó en el Taller de Artesanías
Juanita, con sus 136 compañeros.
Para tener
listo un sombrero se necesitan dos semanas. El proceso inicia los sábados
cuando los vendedores de la fibra, provenientes de Linares, Nariño, llegan a
Sandoná. El domingo la fibra se blanquea o se tiñe con pigmentos naturales, según
lo requiera el diseño. El lunes se seca y el martes se remoja para trabajarla y
empezar a tejerla. Los artesanos expertos se toman dos días en la elaboración y
cada pieza requiere diez gajos de iraca.
listo un sombrero se necesitan dos semanas. El proceso inicia los sábados
cuando los vendedores de la fibra, provenientes de Linares, Nariño, llegan a
Sandoná. El domingo la fibra se blanquea o se tiñe con pigmentos naturales, según
lo requiera el diseño. El lunes se seca y el martes se remoja para trabajarla y
empezar a tejerla. Los artesanos expertos se toman dos días en la elaboración y
cada pieza requiere diez gajos de iraca.
Durante la
segunda semana sucede lo que se conoce como el proceso que incluye actividades
corno apretarle el remate, darle la horma, majado o pegarle con un palo para
que se suavice, prensarlo y Ponerle la cinta. Una vez encintado está listo para
la venta y tiene un valor comercial que arranca en $32.000.
segunda semana sucede lo que se conoce como el proceso que incluye actividades
corno apretarle el remate, darle la horma, majado o pegarle con un palo para
que se suavice, prensarlo y Ponerle la cinta. Una vez encintado está listo para
la venta y tiene un valor comercial que arranca en $32.000.
Juanita sabe
cómo hacer uno desde los 7 años. “Yo era la mayor de ocho hermanos, mi mamá era
soltera. Ella y mi abuela se dedicaban a hacer esta artesanía, entonces yo aprendí
para apoyarlas con las cosas de la casa”, dice. No fue a la escuela y hoy, a
sus 54 años, confiesa que se entristece cuando no entiende el significado de
una palabra. Esa falta de educación formal la hizo valorar de una manera
especial el conocimiento artesanal: “lo que uno sabe lo tiene que dejar en la
tierra para que el trabajo no se acabe. No hay que buscar plata, uno debe ser
rico en sabiduría y compartirla”. Bajo este principio Juanita lidera su taller
y cada lunes, mientras la fibra se seca, ella le enseña su oficio a jóvenes del
pueblo.
cómo hacer uno desde los 7 años. “Yo era la mayor de ocho hermanos, mi mamá era
soltera. Ella y mi abuela se dedicaban a hacer esta artesanía, entonces yo aprendí
para apoyarlas con las cosas de la casa”, dice. No fue a la escuela y hoy, a
sus 54 años, confiesa que se entristece cuando no entiende el significado de
una palabra. Esa falta de educación formal la hizo valorar de una manera
especial el conocimiento artesanal: “lo que uno sabe lo tiene que dejar en la
tierra para que el trabajo no se acabe. No hay que buscar plata, uno debe ser
rico en sabiduría y compartirla”. Bajo este principio Juanita lidera su taller
y cada lunes, mientras la fibra se seca, ella le enseña su oficio a jóvenes del
pueblo.
Sandoná queda a
una hora y media de Pasto, es un poco más caliente que esta ciudad y además de
artesanías da café y panela. Juanita disfruta de vivir allí, dice que es un
lugar acogedor y siente que aunque los objetos hechos a mano no son muy bien
pagados, son una buena manera de sobrevivir y alejar a sus Juanitas y Juanitos
de lo que ella llama los malos rumbos.
una hora y media de Pasto, es un poco más caliente que esta ciudad y además de
artesanías da café y panela. Juanita disfruta de vivir allí, dice que es un
lugar acogedor y siente que aunque los objetos hechos a mano no son muy bien
pagados, son una buena manera de sobrevivir y alejar a sus Juanitas y Juanitos
de lo que ella llama los malos rumbos.
Imágenes
Cortesía Olegario Insuasty Arcos